Por: José Arizala
La hecatombe llegó antes de lo esperado por el presidente Uribe. Todo nuestro sistema político ha comenzado a colapsar. Vamos hacia una reconstrucción profunda de él. Lo más importante de todo: la necesaria renovación de su clase política, desde la derecha hasta la izquierda. La derecha comprometida con crímenes colectivos y corrupción, la izquierda con la “crueldad objetiva” del secuestro, al decir de Fidel y en la claudicación de principios básicos de su ideario como el de violentar los derechos humanos y el rechazo, durante más de cuarenta años, de la opinión democrática que está por la paz y no por la guerra.
Cuando me refiero a la izquierda en el párrafo anterior incluyo a la guerrilla que constituye hoy la izquierda extrema y no hace parte del Polo Democrático. El rechazo de la lucha armada, en mi opinión, ha sido claro por parte de este partido político que lucha por el poder apoyándose en los sectores populares.
La pregunta importante en estas circunstancias es qué clase de izquierda necesita Colombia y si el Polo la representa. El analista político Rodrigo Pardo en la revista “Cambio” (23,l0,08) opina que esta debe ser “viable y competitiva”, para que tenga éxito, es decir, para que acceda al gobierno. Y analiza los tres sectores que lo conforman en la actualidad: el radical ( PC y Moir ) al que considera pre-moderno, atrasado, y “aferrado a los conceptos de la guerra fría”, el centrista, liderado por Petro(¿) Maria Emma Mejía y Lucho Garzón, al que augura el porvenir, el que tiene más opción de coronar la Presidencia de la República. Y un tercero, al que insinúa clientelista, es decir, de derecha.
" Si el PDA quiere ser de verdad un partido nuevo, alternativo a los que existen, debe ser de izquierda. Esa " izquierda" centrista que muchos desean, ya la ha tenido Colombia en diversos años del siglo XX y no ha dejado una huella importante ni perdurable. "
Antes de continuar creo que vale la pena también preguntarse y el Polo para qué, llegar al gobierno del país para qué. ¿ Valdría la pena tanto esfuerzo para seguir administrando el capitalismo colombiano como hasta ahora?. La crisis que afrontamos es tan profunda que exige transformaciones estructurales y no cosméticas. Y esas transformaciones solo son posibles con una enérgica lucha popular impulsadas por un partido capaz de dirigirlas, lo que lleva inevitablemente a una fractura ideológica de la opinión pública. No se trata ,desde luego, de un programa maximalista, que nos conduzca al nirvana. Con un ejemplo queremos aclarar lo que decimos: millones de niños y ancianos necesitan comer porque tienen hambre y darles de comer no es solo una obra de misericordia, sino algo ineludible para toda sociedad civilizada Pero.pueden transcurrir 20 o 50 años dando de comer a los hambrientos, pero si no cambian las relaciones de poder y económicas de la ciudad o del país, no se avanzará gran cosa. Se continuará en un punto muerto. Más para atrás que para adelante.
El próximo marzo de 2009 se reúne el Congreso Nacional del PDA. Existe sin duda una fuerte lucha ideológica y política en el interior de ese partido político. Las tres tendencias que menciona Pardo, más otras sub-tendencias, disputan los puestos de comando. Pero “la unidad es fundamental”. El Polo tiene que aprender a coexistir con las tres criaturas que carga en su seno. Aceptar la decisión mayoritaria, sobre la base de que todas ellas cumplen los estatutos de la organización, sin olvidar que la correlación de fuerzas entre ellas puede cambiar según la situación política. En estos momentos tiene la mayoría el que agrupa la tradición anapista, de antiguo origen conservador. Pero mañana puede ocurrir algo diferente.
Si el PDA quiere ser de verdad un partido nuevo, alternativo a los que existen, debe ser de izquierda. Esa “izquierda” centrista que muchos desean, ya la ha tenido Colombia en diversos años del siglo XX y no ha dejado una huella importante ni perdurable. La “Revolución en marcha” (con algunos logros significativos), el MRL, La Ceja, el Nuevo Liberalismo, entre otros movimientos menores No menciono al gaitanismo porque era, ciertamente, algo distinto. Fue una izquierda radical, clasista, con “dientes”, profundamente arraigado en el pueblo, que el Polo tendrá que alcanzar. No más oposición “eterna” pide el columnista. De acuerdo, solo lo que dure la represión, la corrupción, la injusticia social, la demagogia. Después, la realización de los sueños. La utopía es una fuerza moral y política enorme que la izquierda no puede abandonar.
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