miércoles, 30 de noviembre de 2011

“La voluntad general” contra la monarquía (XXII)

Rousseau “descubre” el campo de la voluntad y por consiguiente del sentimiento; pasa el pensamiento de lo abstracto a lo concreto, a lo práctico, a lo jurídico, de tal modo que se establece la voluntad como base del pensamiento puro y se presenta a la conciencia como lo que hay de más íntimo en el hombre, o sea, la unidad del pensamiento consigo mismo, con lo que el hombre adquiere una fuerza infinita dentro de sí (Hegel, Lecciones de historia de la filosofía, FCE, 1955. Tomo III. Pág. 399).


 La aparición en el siglo XVIII de estas nuevas ideas, tanto las materialistas y naturalistas (...) contribuyeron a fortalecer la lucha de las nuevas fuerzas sociales, estamentos y clases, contra el régimen feudal”

Intuición profunda la de Rousseau, y lúcida explicación de Hegel sobre la voluntad, relacionándola con el sentido práctico del Derecho. Por ello la voluntad resulta la esencia de la condición humana hasta el punto que cuando el hombre renuncia a ser libre, renuncia, por tanto, a los derechos del hombre y a sus deberes. Los esclavos carecen de ellos. El problema fundamental del Estado consiste en encontrar una vinculación que ampare y defienda el poder común, la persona y la propiedad de todos sus miembros y en la que cada cual al incorporarse a él, no obedezca a nadie sino a sí mismo, permaneciendo, por tanto, tan libre como antes. La solución la expone Rousseau en  su libro “El contrato social” (1762), cuyo ingreso a este debe ocurrir voluntariamente.

El principio del contrato social por el cual la persona ingresa al ámbito del Estado no significa el abandono o el sacrificio de su libre voluntad, sino que, por el contrario, ésta “se constituye precisamente dentro de él (del Estado)”. La libertad del hombre no es pues natural, el don de la libertad no es libertad real, sino que es el Estado y sólo él quien realiza la libertad. Surge  la “sociedad civil”, que es diferente al estado de naturaleza. A esa libre decisión de los asociados de constituirse en Estado la llama Rousseau la voluntad general. No se trata de algo fortuito, sino de una voluntad racional, “de la voluntad en y para sí”. Sin embargo, no debe interpretarse como la voluntad de cada uno, como la integración de un conjunto de voluntades, sino de una voluntad racional, general , aunque  no se tenga conciencia  de ello. La libertad es el pensamiento mismo. La unidad  del pensamiento consigo mismo es la libre voluntad. Es el impulso que levanta la propia subjetividad. “El principio de la libertad se manifiesta en Rousseau  e infunde esta fuerza infinita al hombre, que se concibe a sí mismo como infinito.” (Hegel).

La aparición en el siglo XVIII de estas nuevas ideas, tanto las materialistas y naturalistas, que están dirigidas contra el dominio de la religión , que habla del origen divino de los reyes , del sometimiento del poder secular a la autoridad de la Iglesia, como el surgimiento impetuoso de la idea de libertad humana, en lo material  y en lo espiritual, contribuyeron a fortalecer la lucha de las nuevas fuerzas sociales, estamentos y clases, contra el régimen feudal. La filosofía y la ciencia se convierten, también, en armas contra la monarquía absoluta, la aristocracia y los terratenientes, conformando el principio de la soberanía popular. El adversario ideológico principal  de los  sectores sociales emergentes es la escolástica y su método metafísico. El pensamiento crítico va apareciendo, sobre todo a partir de Immanuel Kant, también  la nueva ciencia iniciada por Galileo y por Newton.  Estos avances en el conocimiento llevan  a inventar máquinas y nuevas ciencias,  como la mecánica moderna. Especial importancia tuvo el descubrimiento de la ley  de la gravitación universal, que condujo  a  un conocimiento cada vez día más profundo de la constitución de la materia.

Las nuevas ideologías, en un principio propiedad solo de las elites ilustradas , penetraron en sectores de la burguesía y  medios de la población, sobre todo del “estado llano” y plebeyos que, unidos  a la miseria y el hambre del pueblo  francés, estallaron en la revolución  de 1789 , que produjo el derrocamiento sangriento del antiguo régimen  y sentaron las bases de una nueva sociedad.

viernes, 18 de noviembre de 2011

La hora de preparar el cambio

Los  años de predominio del pacto de Realito comienzan a caer en la caneca de la historia. Un grupo de terratenientes y ricos empresarios se reunió el 23 de julio de 200l en dicha finca, para “Refundar la patria”. El medio : destruir los frentes guerrilleros que habían iniciado su accionar, por lo menos, a partir de la década de l960. Pero no contentos con ello los cruzados de Realito decidieron extender su respuesta sangrienta a toda la izquierda colombiana, fuera esta pacífica o violenta, liberal, populista o marxista, incluyendo como víctimas a periodistas, jueces, profesores universitarios, académicos.

La divulgación por parte de los izquierdistas de sus concepciones políticas y filosóficas y, por consiguiente,  de su lucha por tales objetivos, fueron señalados por los “refundadores” como subversivos y anti-patriotas. No faltó el alto funcionario del DAS que afirmara que “matar comunistas no es delito” y que ante la mirada cómplice de las autoridades se importara a  expertos  en atentados y masacres.


"... el proceso de cambio político e ideológico del pueblo colombiano continúa y se profundiza con el aporte de nuevas fuerzas" 

El primer gran golpe que sufrieron los complotados de Realito se los propinó la Corte Constitucional al negar la posibilidad de un tercer período presidencial de Uribe Vélez. El segundo, fue la elección de Juan Manuel Santos y el tercero, la derrota de muchos de los candidatos uribistas más prominentes, en las elecciones del 30 de octubre de 20ll y el triunfo en Alcaldías y Gobernaciones de dirigentes populares y progresistas, como Gustavo Petro y Sergio Fajardo. Estos hechos parecen despejar un tanto las sombras del paramilitarismo   y la corrupción que se han enseñoreado durante décadas en la vida nacional.

Un paso importante en la política colombiana ha sido la elección de Gustavo Petro como Alcalde de Bogotá. Triunfo que no surgió de la noche a la mañana, ni del mérito de una sola persona, sino de un gran esfuerzo del Polo Democrático Alternativo durante más de ocho años en que ha dirigido los destinos de la capital del país.  Incluyendo la brillante campaña presidencial del jurista Carlos Gaviria Díaz y la destacada labor de la alcaldesa Clara López Obregón.

El PDA ha aportado a las funciones de gobierno y por lo tanto a la política colombiana del último tiempo, un elemento nuevo de gran importancia : el esfuerzo por resolver el problema social que agobia a nuestra población : el hambre, el desempleo, la falta de atención médica adecuada, la educación de calidad y la participación popular en las decisiones de la democracia. Tal como lo reafirmara en su reciente campaña el candidato a la alcaldía, Aurelio Suárez. Lo bueno y lo mejor de la política del PDA ha sido el alto grado de realización y concreción   de su programa social logrado en Bogotá en sus años de gobierno.

Centenares de miles de bogotanos han reconocido la labor política de Gustavo Petro: su enfrentamiento al paramilitarismo y la represión, el desenmascaramiento de la corrupción del régimen uribista y de los hermanos Moreno Rojas, del Polo, su anhelo de cambio y de transformación como lo reiteró en   su discurso de agradecimiento a los electores que le dieron la victoria, y su propuesta de extender su Movimiento Progresista a todo el país.

Lo que  interesa  destacar es que el proceso de cambio político e ideológico del pueblo colombiano continúa y se profundiza con el aporte de nuevas fuerzas . Por ejemplo, en el gobierno de “Unidad Nacional”   de Juan Manuel Santos comienza a surgir una tendencia diferente a la actitud del  actual Presidente, encabezada por Angelino Garzón, dirigida a plantear el problema social como algo vital y necesario de resolver  para disminuir la tremenda desigualdad económica y social de los colombianos de ayer y de hoy. En mi opinión debemos  esperar una vasta alianza de las diferentes tendencias progresistas, entre las cuales estaría , desde luego, el Polo Democrático Alternativo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La filosofía prepara la revolución Francesa (XXI)

Si la filosofía de la Edad Media estuvo saturada de religión y de teología, la filosofía que prima en el mundo galo a partir del siglo XV destaca la fecundidad de la naturaleza. Incluso algunos de sus pensadores  que creen en Dios le conceden una determinación fundamental al reino natural. Robinet dice: “Hay un Dios, es decir, una causa de los fenómenos de ese todo a que damos el nombre de naturaleza”. Ignoran lo que es Dios y por ello podrían grabar en las puertas de sus templos las mismas palabras que se leían sobre el altar mandado a levantar por el Aerópago : “Al Dios desconocido”. La naturaleza es, pues, el único conocimiento posible. Después de muchos siglos, la filosofía comienza a abrir de nuevo sus puertas al materialismo de los presocráticos, que descubrieron el Ser. Ese ser infinito y armónico: el cosmos.


La nueva ola de la filosofía francesa comienza a revertir lo anterior y a ocuparse principalmente del derecho, del Estado y sus instituciones.”


También comprendieron que “el universo se mueve y perpetúa”. Que se extiende en el tiempo y el espacio como un ser vivo que contiene el germen de las cosas. En su libro Lecciones de la historia de la filosofía, Tomo III, pág. 393) Hegel cita a Hollbach, alemán que escribe en París, interpretando a su círculo de filósofos que se rebelaron contra lo existente ( Montesquieu, d’ Alembert, Rousseau ) . Cita que nos recuerda la filosofía más  antigua y que en ese momento del siglo XVIII constituye una ruptura con la tradición: “ El universo solo nos revela una infinita acumulación de materia y movimiento [ como Descartes] , una cadena ininterrumpida de causas y efectos, de cuyas causas algunas afectan directamente a nuestros sentidos, mientras que otras nos son desconocidas (esencias) {….} De la diversidad de esas esencias surgen las diferentes órdenes, géneros y sistemas que las cosas asumen y cuya suma global forman ese gran todo a que damos el nombre de naturaleza  . Y agrega Hollbach : “ La multiplicidad de los fenómenos de la naturaleza y su incesante nacer y desaparecer no tienen otro fundamento que la variedad de los movimientos y de su materia”.

Hegel sintetiza esta nueva tendencia del pensamiento en Francia con el nombre de razón,” por la que los más nobles de estos hombres combatieron con el mayor entusiasmo y el mayor calor”. Se elevó de esta manera la libertad de la convicción, de la conciencia moral “dentro de mí”. Los llevó a rechazar mucho de lo que había sido hecho “ bajo el signo de la cruz”, en el plano de la fe, del derecho, de la religión., “ Bajo el signo de la cruz había triunfado la mentira, el engaño, las instituciones habían ido acartonándose bajo este sello, hasta llegar a convertirse este signo en cifra y raíz de todo mal. Fue de este modo como, bajo otra  forma, se llevó a cabo la Reforma de Lutero ( pág. 397).

Por su parte los franceses, teóricamente, avanzaban en el materialismo y el naturalismo, tomando la sensación y la materia como lo único verdadero, colocándose así en una posición unilateral, hasta el punto de afirmar La Mettríe, todo pensamiento, toda representación solo tiene sentido si se le concibe de un modo material  : solo la materia existe.

La nueva ola de la filosofía francesa comienza a revertir lo anterior y a ocuparse principalmente del derecho, del Estado y sus instituciones. Montesquieu escribe un  hermoso libro El espíritu de las leyes que, al decir de Hegel,  contempla a los pueblos desde el grandioso punto de vista que consiste en considerar como una totalidad su constitución política, su religión, en una palabra, todo lo que se encuentra dentro de un Estado. Helvecio se acerca más a la intimidad del hombre y opina que toda su actividad, las leyes y el derecho tienen como base  exclusivamente el amor propio, el egoísmo. Será Juan Jacobo Rousseau quien planteará los temas decisivos, por ejemplo “¿Cuál es el fundamento del Estado?”  Al referirse al derecho de la dominación, la de gobernar y ser gobernado, afirma que “descansa históricamente sobre la violencia, la coacción, sobre la conquista, la propiedad privada  etc. (pág. 399). Pero Rousseau erige en principio de la legitimidad del Estado la voluntad libre de que el hombre se halla dotado en cuanto “la libertad es lo cualitativo del hombre.  Renunciar a su voluntad equivaldría a renunciar a su condición humana.