martes, 30 de marzo de 2010

Filósofos franceses del siglo XX

Por: José Arizala

Se ha dicho que en Francia el siglo XX es el siglo de Jean-Paul Sartre. Si bien este fue el más brillante, no el único que mantuvo en alto la antorcha de la filosofía en el país galo. Por lo menos una docena de filósofos de primera línea sobresalieron entonces, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial.


Alain Badiou, de la última camada de estos pensadores, ha publicado un breve libro (2008) en el que recoge su testimonio sobre estos filósofos con los que convivió, discutió , quiso y que tanto aportaron a que muchos de sus compatriotas y lectores de otros países, incluyendo los nuestros, formaran sus visiones del mundo.

Desde Jacques Lacan (l901- 1981) hasta Francoise Proust (1947- 1991), pasando por Sartre, Althusser, Deleuze, Derrida, Foucault, Lyotard. 14 en total. Apenas unas páginas para cada uno. El título del libro: Pequeño panteón portátil (Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2009).

Páginas del autor escritas en momentos y motivos distintos. Badiou fue profesor de filosofía de la prestigiosa Escuela Normal Superior (ENS), hasta la edad de jubilación. Aunque hay cierto análisis de las obras de los autores reseñados, dada la brevedad de los textos, se refieren principalmente a la vida de los filósofos, anécdotas y el trato amistoso tenido con ellos. Escritos a propósito de homenajes o de su muerte, pero suficientes para dar una idea de su talante y aporte al pensamiento europeo y universal. Tuvimos la oportunidad de escuchar, en Bogotá, una conferencia de Badiou en la Universidad Nacional de Colombia hace algunos años, en un seminario sobre la filosofía francesa contemporánea.

Sartre murió en 1980. Después de los Acontecimientos de Mayo del 68, Sartre radicalizó sus posiciones políticas, convirtiéndose en un activista al lado de los grupos comunistas que proclamaban a Mao como el líder de la revolución mundial, secundado por el propio Badiou. Por ello el texto dedicado al autor de la Crítica de la razón dialéctica se refiere principalmente a las reflexiones sartrianas de ésta época militante: la lucha, el Partido, el problema de la violencia política, la revolución.

Jean Hyppolite fue un filósofo profesional, dedicado a la enseñanza, traductor de Hegel al francés, con tal precisión y brillantez que más de un profesor alemán consideraba su versión de La fenomenología del espíritu, mejor que el libro original de Hegel, “hizo de él un monumento, algo completamente nuevo” (Junger Brankel). Fue un importante historiador de la filosofía. Una de sus características era la forma como la enseñaba: en tiempo presente. Las categorías del pasado las actualizaba convirtiendo la filosofía en algo vivo e interesante. Preocupado por los sucesos de su tiempo. Le daba gran importancia a la literatura, conocedor de las novelas contemporáneas y de la poesía: Valery, Claudel…

Louis Althusser era el caso diferente. Filósofo militante, miembro del Partido Comunista Francés. Después de Stalin se propuso restaurar al marxismo en los rieles “ortodoxos”. Produjo obras importantes como La revolución teórica de Marx. Recuperado de una enfermedad que le ocasionó hechos trágicos, escribió una autobiografía estremecedora El provenir es largo. El artículo de Badiou sobre Althusser es uno de los más originales y densos que se han escrito sobre este autor.

En aquella tarde miles de jóvenes rodeaban, sin poder entrar, al Auditorio León de Greiff, porque estaba a reventar. Jean-Francoise Lyotard, comenzó su intervención diciendo: “Creo que ha habido un equívoco: yo no soy una vedette sino un filósofo”. ¿Por qué tanto interés, tanta expectativa? No sé. Probablemente la mayoría de los asistentes no había leído sus libros, pero quizá estaba enterada de que se trataba de un filósofo “pos-moderno”. Quizá los jóvenes colombianos de fin de siglo querían algo nuevo, que fuera más allá de la sociedad en que vivían y padecían. Esperaban encontrar en sus palabras un camino…Lyotard le había dedicado l5 años al combate político, con su grupo “Socialismo o barbarie”. Entonces él creía que “la política lo era todo (y) sentido el más intenso amor por la abnegación política”, dice Badiou. Luego había comenzado a descubrir que el marxismo es un discurso “vagamente anticuado”, pero “¿Cómo resistir sin el marxismo?”, se pregunta Lyotard.

Michel Foucault es descrito así : “Un sabio, en la excelencia del término, lleno de humor, modesto, capaz - cuando la ocasión la requería – de una gran violencia racional… Hay que mencionar el racionalismo de Foucault”.

Todos los filósofos incluidos en el libro por Badiou han muerto. Algunas de sus tesis sobreviven en medio de las hecatombes del siglo XXI.

martes, 16 de marzo de 2010

El cristianismo, otra página de la filosofía (XII)

Por: José Arizala

Con el final de la Escuela de Alejandría termina una etapa de la filosofía que duró 1.000 años. Desde Tales de Mileto en el 550 a.C. hasta Proclo que murió en 485 d.C. y a la desaparición de los centros de la filosofía pagana en el 529 d.C. Se inicia un nuevo período de la filosofía que durará otros 1.000 años y que coincidió con una nueva época de la historia universal. La ocupará casi en su totalidad una nueva religión, la cristiana. que surge en la esquina oriental del Mediterráneo, en una sociedad todavía tribal, dominada por Roma y en menor medida con el aporte de los judíos y los árabes.

Como ya lo habíamos anotado, el fundamento filosófico del cristianismo no está ni en el Viejo ni en el Nuevo testamento, sino en la filosofía griega, que se convierte en la inspiración directa de la filosofía medieval y que muestran de manera relevante sus mayores filósofos: Agustín, siguiendo a Platón y Tomás de Aquino, a Aristóteles. El aporte místico al cristianismo vendrá de los mitos griegos y orientales y desde luego de la nueva sensibilidad originaria de la sociedad patriarcal de Judea, expresada en el Evangelio con la muerte de Cristo como el acontecimiento central, es decir, de la crucifixión. Cuando el espíritu puro y eterno de los griegos, que Hegel llama la Idea, encarna en un hombre, que sufre y reclama la salvación.

Hegel lo dice en su lenguaje filosófico : “El primer interés con que nos encontramos en la religión cristiana es, por tanto, el de que el contenido de la Idea se le revela al hombre; dicho en términos más precisos, que el hombre adquiere conciencia de la unidad de la naturaleza divina y la naturaleza humana” (Hegel,Lecciones sobre la historia de la filosofía T. III p. 76 y s.s.F.C.E.,1955)

La aparición de Jesús como hijo-de-Dios y su sacrificio en la cruz, es el elemento concreto que le faltaba al neoplatonismo para que los hombres percibieran e hicieran suyo lo absoluto, que es , al fin y al cabo, la máxima aspiración de las religiones. Pero en el cristianismo el espíritu “es existente, presente, inmediato en el mundo; en que el espíritu absoluto es conocido como hombre en el inmediato presente”, añade Hegel. El espíritu absoluto no como algo externo, abstracto, sino formando una unidad armónica con el universo.

El conocimiento de esta verdad, el de la unidad Dios-Jesucristo, que la hace parte íntima de su subjetividad, lo convierte en partícipe de la divinidad. De aquí se deriva, agrego, el aspecto más positivo del cristianismo: tratar de elevar al hombre de sus intereses materiales egoístas, al nivel del espíritu, que el creyente solemniza en el culto y en la práctica de la “caridad”, es decir, del amor al semejante, a su prójimo, que hoy secularizamos como la solidaridad con los otros.

Según la interpretación hegeliana el Dios cristiano sin el hombre sería un dios incompleto, todavía no el verdadero Dios. “Necesita que se de, también, la identidad de la naturaleza divina y la humana y la conciencia de esto se le revele de modo inmediato en la persona de Cristo”. Aparecerá luego la contraposición absoluta a lo anterior, lo finito en el espacio y en el tiempo, el universo, pero formando una unidad con lo eterno e infinito.

La religión griega es antropomorfa, pues sus dioses tomaban las formas y los actos humanos. El cristianismo es proclive, también, a representar a Dios y a sus santos, los elegidos, en formas y procederes humanos, lo que es negado por otras religiones compatibles con el Viejo Testamento, en especial, por el judaísmo. El hombre a través de la intuición adquiere la verdad de que el logos se hace carne en Cristo, remontándose de esta manera a la espiritualidad. Pero para alcanzar la plenitud de ésta debe renunciar a lo inmediato y a “su querer, su saber y ser naturales”, como lo contempla la pasión y muerte de Cristo.

El cristiano es redimido por el sacrificio de Cristo. “Cristo fue un hombre completo, compartió la suerte común a todos los hombres: la muerte, sufrió y se sacrificó como hombre, negó su naturaleza y fue exaltado por ello”. (Hegel). El muestra como se produce el fenómeno de la conversión humana en espíritu y la exigencia del dolor que esto implica, el dolor de ver muerto a Dios mismo, la fuente donde emana la santificación y la exaltación del hombre a Dios. Así trasforma su condición finita y mortal. De ser vivo tiene la posibilidad de llegar a ser espíritu, pero este no le es dado por naturaleza.

Los acontecimientos relatados en el Evangelio serán desarrollados y generalizados por los “Padres de la Iglesia” y relacionados con la filosofía griega y con la historia. Se inicia un proceso del que no fueron plenamente conscientes los apóstoles que acompañaron al Maestro, pues no habían llegado a comprender la infinita significación de Cristo, “todavía no creían en El cómo verdad divina”.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Ajuste político en Chile

Por: José Arizala 

Los cables de la mayoría de las agencias noticiosas y comentaristas de prensa del continente, han afirmado que en las pasadas elecciones presidenciales de Chile triunfó la derecha con el candidato Sebastián Piñera, un multimillonario, quien ya lo había intentado en las elecciones anteriores, en que ganó  Michelle Bachelet.

Si bien Piñera es un militante de la derecha, al derrotar al candidato de la Concentración, Eduardo Frei-Table, quien ya había sido presidente (1994-2000), al igual que su padre Frei Montalva, pertenecientes al partido Demócrata-cristiano, no es del todo cierto que  producirá un viraje brusco   hacia la derecha, pues,  el gobierno de la Concentración que presidió la saliente Bachelet, no era un gobierno homogéneo de izquierda, sino de una coalición formada por demócratas-cristianos, liberales, social-demócratas, socialistas . El partido Socialista que hace parte de la Concentración tiene dentro de ella menor poder político que la suma de sus otros socios. Si bien el partido Demócrata-cristiano ha hecho su aporte al proceso democrático chileno, estuvo comprometido con el golpe de Estado  de 1973 y en los primeros meses apoyó la dictadura de Pinochet.

El gobierno de Bachelet ha sido uno de los más prestigiosos de la historia de ese país. Hasta el final gozó de un porcentaje favorable superior al 80%, el mayor que presidente alguno de América haya tenido en los años que corren. Entre las causas de tan alto prestigio está el ejemplo de su vida. Cuando asumió el ministerio de defensa en el gobierno anterior de Ricardo Lagos, se presentó ante los militares de la siguiente manera: “Soy mujer, socialista, separada y agnóstica. Reuno en mí cuatro pecados capitales. Pero vamos a trabajar bien”. (Le Monde Diplomatique, diciembre. 2009). Su padre, Alberto Bachelet, general de aviación, fue encarcelado y torturado por la policía pinochetista y murió poco después de salir de prisión. Ella y su madre se vieron obligadas a exiliarse en la República Democrática Alemana, donde continuó sus estudios de medicina.

El largo período del gobierno de la Concentración trató de mejorar las condiciones de vida de la población, disminuir los efectos negativos más agudos producidos por el neoliberalismo de la dictadura, con reformas que disminuyeron el número de pobres, aumentaron la cobertura educativa y de la salud, pero sin alcanzar la meta prometida de convertir a Chile en un país del primer mundo, consecuencia, también, de la crisis económica global.

Michelle Bachelet esbozó su política básica así: “Ser progresista quiere decir garantizar derechos sociales permanentes, con el fin de que la corrección de las desigualdades sea efectiva en el tiempo. No se trata de dar asistencia hoy para quitarla mañana”. Su gabinete ministerial fue paritario de hombres y mujeres. Pero todo no fue de color de rosa. Al comienzo de su mandato, dentro de la coalición, se manifestaron dudas sobre su capacidad de gobernar, nos informa el periodista Libio Pérez. Los estudiantes secundarios – más de un millón – protestaron violentamente por el bajo nivel de la educación pública, con el apoyo de numerosos profesores y padres de familia; afrontó las reivindicaciones de los indígenas mapuches de la Araucanía, hubo problemas en el transporte público, huelgas, pero se abstuvo de aplicar la legislación antiterrorista dictada por Pinochet. La socialista Michell Bachelet era el rostro amable de la izquierda latinoamericana.

Las diferencias económicas y sociales entre la población siguen siendo muy notables. Los sectores más pobres tienen un ingreso per cápita de tres dólares diarios, es decir, de 6000 pesos colombianos.

Esta situación tan precaria ha conducido a que sectores de izquierda radical y de la misma Concentración expresen su descontento. Exigen más actividad y diligencia en la solución de los problemas sociales. El joven Marco Enríquez Ominami, de tendencia socialista, ha  fundado un “centro de izquierda independiente”, que ha logrado un apoyo popular sorprendente. En las pasadas elecciones del 13 de enero, el Partido Comunista eligió por primera vez en mucho tiempo, tres diputados al Congreso Nacional.

Es previsible que el nuevo gobierno del empresario Sebastián Piñera no esté muy interesado en resolver estos problemas del pueblo más necesitado. Por el contrario, puede generar una oposición enérgica que estimule las luchas sociales, en un país como Chile de una larga y poderosa influencia de la izquierda democrática de inspiración marxista, como lo demostró la elección del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Otros consideran que la victoria de Piñera, indica un repliegue de la ola electoral de la izquierda, que se extendía por las costas del sub-continente.