martes, 15 de mayo de 2012

Metamorfosis de una palabra


El mundo ha cambiado mucho. Más de lo que creemos. Y no se tratan de cambios pasajeros o poco profundos, sino medulares, que tienen que ver con su pasado y su porvenir, su estructura y su esencia.

Son numerosos los escritores, poetas, sociólogos, filósofos, que escrutan el porvenir, el camino y el tránsito de nuestro tiempo. Algunos ponen estos análisis en la cuenta de las izquierdas, del marxismo, mas la gama de los críticos es mucho más amplia y abarca todos los continentes. Esto indica que nos acercamos a una mutación aún más profunda que modificará radicalmente la organización de la sociedad humana. La sociología y la filosofía, la técnica y la ciencia, se han convertido en disciplinas fundamentales para comprender el mundo y la nueva condición humana de nuestros días.

“La cultura es diversión y lo que no es divertido no es cultura”

Entre los libros que avanzan por estos caminos mencionamos el último de Mario Vargas Llosa La civilización del espectáculo (Alfaguara. Colombia. 2112), autor que ha sido calificado de derecha. Sin embargo en esta obra crítica el sistema capitalista, cuyo progreso moderno, ahora lo sabemos, tiene a menudo un costo destructivo que pagar (…)” y no siempre contribuye a rebajar la pobreza, sino a ampliar el abismo de desigualdades entre países, clases y personas”. En la mayoría de los casos Vargas Llosa toma de otros autores sus argumentos para criticar el capitalismo contemporáneo. Comienza citando al gran poeta T. S. Eliot, al ensayista George Steiner, y sobre todo al filósofo marxista francés Guy Debord, cuyo libro de 1967, La sociedad del espectáculo (Gallimard.París.l992) comenté en esta columna con el título de El espectáculo . Y Una obra reciente La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorientada (Anagrama. Barcelona. 2010) de los autores Gilles Lipovetsky y Jean Serroy.

El libro del premio Nobel se basa sobre todo en el de Debord, que lleva incluso un título semejante. Solo cambia la palaba sociedad por civilización. La diferencia de contenido entre los dos textos está, según Vargas Llosa, en que el francés de apega al marxismo y “La Civilización del espectáculo está ceñida en cambio al ámbito de la cultura, entendido no como un mero epifenómeno de la vida económica y social, sino como una realidad autónoma, hecha de ideas, valores estéticos y éticos y obras de arte y literarias que interactúan con el resto de la vida social y son a menudo, en lugar de reflejos, fuentes de fenómenos sociales, económicos, políticos e incluso religiosos “(Tesis bastante parecidas a las de Pierre Bourdieu que expuse recientemente en mi columna de este periódico, “El campo literario” , # 343)

El tema principal de Vargas Llosa es el de que la verdadera cultura está desapareciendo, que la palabra que fue la columna vertebral de la conciencia se encuentra, como anota Steiner, “ en retirada”. Ahora la palabra está cada vez más subordinada a la imagen. Y también a la música de las nuevas generaciones, pop, folk o rock, un campo de estridentes vibraciones. “¿Qué efecto podría tener en las intimidades de nuestro cerebro esta musicalización de nuestra cultura?”. Siguiendo a Steiner agrega que el desarrollo de la ciencia ha ido revelando dimensiones insospechadas de la vida humana, del mundo natural, del espacio y creando técnicas capaces de alterar y manipular el cerebro y la conducta del ser humano. 

Apoyándose en Debord, quien desarrolla la tesis de Marx de la alienación, “la ilusión de la mentira convertida en verdad”, como producto de la sociedad capitalista, donde las mercancías son los verdaderos dueños de la vida, “los amos a los que los seres humanos sirven para asegurar la producción que enriquece a los propietarios de las máquinas y las industrias que fabrican aquellas mercancías”. Admite que “El espectáculo – como dice Debord – es la dictadura efectiva de la ilusión en la sociedad moderna”. Lo que trae como consecuencia un empobrecimiento de lo humano. Hemos entrado así en una “genuina cultura de masas”, el Mainstream, de que habla el sociólogo francés Fréderic Martel. Su intención es divertir y dar placer, posibilitar una evasión fácil para todos, sin necesidad de formación alguna, sin referentes culturales.

Vargas Llosa da algunos ejemplos de la “cultura” actual: las telenovelas brasileñas y la películas de Bollywood, los conciertos de Shakira, que no pretenden durar más tiempo que el de su representación. “La cultura es diversión y lo que no es divertido no es cultura”. La palabra cultura se ha transformado en “contra-cultura”.

jueves, 10 de mayo de 2012

Camino de la izquierda colombiana


“Colombia en los últimos 60 años ha tenido guerrillas fuertes y partidos de izquierda débiles, muchos y muy divididos”. Con estas categóricas palabras el historiador Jorge Orlando Melo inició su columna de El Tiempo (Los dilemas de la izquierda ( 28 / 4 / 2012 ). El momento político en que ha sido escrita es oportuno, pues surge cuando asistimos a un nuevo intento de la izquierda de re-estructurar sus fuerzas dispersas y erráticas.

La tesis central del artículo toca el punto decisivo: ¿para avanzar debe abandonar la lucha armada o perseverar en el intento? Si se crean nuevas organizaciones o movimientos que aglutinen los diversos grupos y si se aspira a conformar un partido unido de izquierda, poderoso en número de militantes y claro en sus objetivos inmediatos, debe decidir si transita por una vía desprovista de violencia armada o insistir en ella, para la toma del poder, .l Si retomamos la afirmación de Melo de que la debilidad actual de la izquierda colombiana se debe a que está vinculada a la guerrilla, concluiremos que el camino fructífero es el pacífico, el de las luchas constitucionales y legales.

El historiador nos recuerda la afirmación de Gilberto Vieira en la entrevista que le concedió en l988 a la ideóloga Marta Harnecker: “Reivindicamos como justa la lucha armada y estamos también en la vía que llaman pacífica”. Una clara formulación en favor de la combinación simultánea de la lucha armada y la lucha legal. En mi opinión, 24 años después, los hechos demuestran que era una combinación equivocada de las formas de lucha. Y que es hora de la izquierda de cambiar la estrategia. Buscar la paz, sin que esto signifique una rendición ante el poder gobernante, pero sí el compromiso de las partes de respetar honestamente los acuerdos que se pacten en una negociación.

Hemos sido sorprendidos con la aparición de “La marcha patriótica”. Una enorme manifestación en la Plaza de Bolivar de Bogotá, con gentes venidas de todas las regiones de Colombia y de diversas condiciones sociales y etnias, si bien con objetivos poco claros, salvo la inconformidad social y el anhelo de cambio. Pasará algún tiempo para que podamos conocer el contenido de sus ideales políticos, su equipo dirigente y su verdadera posición frente al problema del conflicto interno que enfrenta a nuestra sociedad desde hace décadas.

Esperamos que la llamada “Marcha Patriótica” contribuya a lograr la paz en Colombia y encauce sus luchas por la vía democrática, pues repetir la trágica experiencia de la “Unión Patriótica”, conduciría a la izquierda a una derrota prolongada.

jueves, 3 de mayo de 2012

El chillido de la tortuga


Somos de Occidente, estamos en el lado opuesto del planeta donde viven los japoneses. Durante siglos hemos sido diferentes. Diferentes geográficamente. Ellos viven en el mar del Japón, asentados en centenares de islas. Nosotros entre dos océanos ( los mayores que existen), aunque en realidad no hay sino un solo océano y un solo mar, ardiente cuando el sol lo toma de frente, frío cuando se acerca a los polos , convertido en miles y miles de toneladas de hielo que ya comienzan a derretirse, una de cuyas últimas hazañas fue derribar el Titanic y sepultarlo en el fondo inescrutable del mar; nuestra tierra, en cambio, amplia, inmensa, fornida, con superficies otrora verdes, a veces más que las aguas marinas, cuando no blanca con pequeños conos de nieve o de torpes arenales que la envuelven con su manto gris y desagradable.

Pero la diferencia geográfica no es la más importante. Somos humanamente distintos. Si los miramos serenamente, poco a poco, comprenderemos que se trata de otro pueblo, de otra manera de vivir, de sufrir, de hacer el amor. Lo ideal sería visitarlos, dada la distancia no es fácil, pero existe un puente para llegar a ellos, a su idiosincrasia. Son las historias que relatan sus libros, sus delicados poemas, la lentitud y al mismo tiempo la fuerza de sus pueblos, que sentimos desde la lejanía.

"Kuwakami es una escritora que describe minuciosamente los utensilios, las comidas, las costumbres, de su nación milenaria, en cortos relatos donde el amor florece como las plantas..."  

Uno de esos libros verdaderos es Abandonarse a la pasión , de la escritora japonesa Hiromi Kawakami ( Barcelona 2011. Acantilado ). Se trata de ocho relatos “ de amor y desamor” ; o mejor, de uno solo, ocho momentos de un solo drama de amor. De amor en ocasiones intenso y violento, en un ámbito para nosotros desconocido y por ello extraño.

“Lluvia fina”, nos coloca en el camino de lo que vendrá. Este breve relato con que se inicia el libro, nos entrega una prosa sencilla y clara, en extremo sugerente, que abre la ventana de nuestra imaginación y de nuestros deseos ocultos. La autora logra combinar lo objetivo con lo que apenas podemos presentir, porque lo adivinamos, aunque no seamos plenamente conscientes de ello. Mezaki y Sakura van por caminos solitarios mientras cae la llovizna, después de comer los platos típicos del lugar y beber varias botellas de sake, el sabroso y fuerte licor japonés. Caminan juntos cogidos de la mano y tropezando sus caderas. Aunque se han encontrado casualmente, sienten la atracción de los sexos. Sakura tiene deseos de orinar, se adentra en un matorral, mientras Mezaki observa interesado los movimientos y ruidos de la amiga. “’¿Te encuentras bien Sakura , sigues ahí?. Sí estoy aquí. Sigo aquí. En cuanto la orina salió toda de golpe el chorro caía encima de las hojas y las mojaba como la lluvia. Te echo de menos, dijo la voz de Makazi. Yo también te echo de menos, incluso ahora. El azul oscuro del cielo se había aclarado un poco más. La lluvia seguía cayendo. Ni más rápida ni más lenta”.

Kuwakami es una escritora que describe minuciosamente los utensilios, las comidas, las costumbres, de su nación milenaria, en cortos relatos donde el amor florece como las plantas de los pequeños jardines de los templos o de los bordes de las avenidas. El amor surge de pronto en las parejas, durante el trabajo, en la oficina, en el autobús. Ciertos amores van adquiriendo una fuerza inmensa, que de caricias delicadas pueden transformarse en fuentes de dolor-placer, que nosotros torpemente llamamos sado-masoquistas. Como ocurre en el cuento “El canto de la tortuga”. Yukio y su amante, que apenas se conocen, resuelven compartir sus vidas en un pequeño apartamento donde tienen una pecera en que habita silenciosa una tortuga que, de repente, lanza un corto chillido, como si fuera consciente de lo que sus amos hacen y quisiera protestar por ello, principalmente cuando Yukio le hace daño a su compañera y esta le responde con ese placer que produce dolor. En ocasiones eran solo palabras de Yukio, no propiamente groserías o insultos pero sí palabras como éstas : “No quiero que me arrastres al agujero donde estás. Yo sabía a que se refería. Si dejaba que lo tocara, Yukio se hundíría conmigo en el lugar de las cosas inciertas e inacabadas. Le abría pegado algo de mí, como si sufriera una enfermedad contagiosa. Pero de pronto se recuperaba y volvía a hacerme el amor brutalmente.”

La tragedia del suicidio se repite en los relatos. En ellos las víctimas se unen a los mitos de sus religiones misteriosas, cuando las almas viven por centenares de años, esperando el rencuentro amoroso. Dos de los más bellos relatos son : “El pavo real” y “El insecto dios”. El insecto de bronce que les ayuda a entender que el cuerpo y la mente son inseparables, una misma cosa.