lunes, 27 de abril de 2009

El siglo de Pericles (VI)

Por: José Arizala

  Los griegos antiguos fueron dos veces grandes, construyeron una sociedad envidiable, que nos invita a ser imitada y lo  hicieron sin tener un ejemplo conocido al cual seguir, como lo dijo el historiador Meier:” Los griegos no tenían griegos a los que emular”. No nos referimos a sus adelantos materiales, ciudades, templos, puertos, murallas, flotas marítimas, poderío militar, etc. Grecia es grande por las formas de vida de sus  pueblos: de Jonia, Macedonia, Ática, Esparta, Creta, Rodas, Sicilia y por el poder intelectual de sus filósofos, dramaturgos, grandes trágicos. Como lo anticipó Nietzsche, la tragedia creó a Grecia. En la hondura de su dolor encontraron la profundidad del espíritu del hombre. ¿Quién ha descrito mejor la condición humana que Sófocles?

   En el siglo V a.C. Grecia conoció la cúspide de su civilización. Y un hombre la interpretó cabalmente, Pericles, un político libre gobernante de hombres libres. Su gran acierto fue impulsar la democracia. Continuador de la obra que inició Efialtes, asesinado en el 461. Para los griegos la democracia no fue solo el kratos-demos, sino una manera de vivir, de actuar, de pensar, en cierto sentido era superior a la democracia contemporánea. No se trataba solo de votos, aunque sin este veredicto la democracia no existe, sino de la capacidad de participar cada ciudadano, con autonomía, con los otros, en la solución de los problemas del Estado. Una manera de convivir, de tratar al vecino, amigo o no, compatriota o extranjero, hombre o mujer, pobre o rico, estratega o simple combatiente de a pie, disciplinado en la falange que avanza al asedio de la ciudad enemiga o en las naves que despliegan sus velas en dirección a los imperios vecinos.

   Pericles nació en 495 a.C. y murió en 429 a.C. Supongo que al presidente Uribe Vélez se le hará la boca agua cuando sepa que Pericles fue reelegido como estratega 15 veces! No obstante Pericles que tanto contribuyó a la convivencia pacífica de los atenienses, participó de una política exterior belicista, expansionista, que comprometió a su pueblo en largas, costosas y sangrientas guerras, que a la postre llevaron a Atenas a la decadencia, después de un florecimiento económico y cultural sin precedentes. Entre los contemporáneos de Pericles podemos mencionar a Sócrates, Protágoras, Herodoto, Sófocles, Eurípedes, Fidias, entre otros.

   Durante su gobierno se tomaron medidas que ampliaron el poder de la ciudadanía. Cambió el Areópago al transferir sus poderes de control sobre los magistrados a la Asamblea, al Consejo de los 500 y a los tribunales populares, extendiendo la isonomía a los procedimientos judiciales; se le concedió más entidad a las leyes, tratados, convenios, convenciones en general, y valores ciudadanos, en una palabra, al nomos; se facilitó la elegibilidad de los ciudadanos más pobres y se instituyeron los mysthoi ( el pago de los jornales dejados de ganar por los más pobres al asistir a las sesiones de Asambleas y tribunales).Así nacieron las dietas parlamentarias.

  Aunque nos cueste aceptarlo, las guerras imperialistas impulsadas por el gobierno ateniense trajeron prosperidad material a amplios sectores populares. Fenómeno que se repetirá varias veces en la historia universal y que nos correspondió presenciarlo en el Siglo Imperial Norteamericano ( el s. XX).

   Gracias al historiador Tucídides conocemos la versión de uno de los discursos más famosos de la historia pronunciado por Pericles como Jefe de Estado en una ceremonia fúnebre. Esta publicado en su libro Historia de la guerra del Peloponeso, Alianza Editorial, 1989). Es un discurso de gran aliento en el cual elogia a los muertos de la guerra, sin mencionar nombres propios, como representantes del conjunto de la sociedad ateniense que se debe a sí misma ese reconocimiento por sus hazañas, valores e ideales. Se enorgullece de su Constitución que es modelo para otras ciudades, de su gobierno democrático. “Amamos la belleza con economía y amamos la sabiduría sin blandicie y usamos la riqueza más como ocasión de obrar que como prepotencia de palabra. Y el reconocer que se es pobre no es vergüenza para nadie.(…) Resumiendo, afirmo que la ciudad toda es Escuela de Grecia y parece que cada ciudadano entre nosotros podría procurarse en los más variados aspectos una vida completísima con la mayor flexibilidad y encanto”

    Finalmente diremos de Pericles que fue uno de los políticos atenienses más cercanos a la filosofía. Amigo de Zenón de Elea, de Protágoras de Abdera, de Anaxágoras. No consideraba una pérdida de tiempo dialogar un día entero con alguno de estos pensadores. Fue, también, gran amigo del músico Damón, con quién aprendió de la armonía y el ritmo. Platón dice de Pericles que Anaxágoras abasteció su mente de saber astronómico y que aquel “sacó de ello lo que le era útil para el arte del discurso”. Cómo buen orador Pericles tenía el don poetico: “La ciudad ha perdido a su juventud, es como si el año hubiese perdió su primavera”.

domingo, 5 de abril de 2009

La Carta

Por: José Arizala

    Colombia es un país muy de malas. Parece condenado vivir y morir en guerras civiles. Ni hablar de los vagones de muertos en los trenes de las numerosas guerras del siglo XIX, que reviven periódicamente como un incendio interminable. ¿Las causas? Tenemos una extrema derecha belicista, dispuesta a todo para defender lo que considera suyo, incluyendo privilegios e ideas caducas. Y también contamos con una extrema izquierda fácilmente conquistable como pareja en esa danza macabra.

   El vástago de una ilustre familia acaba de publicar en El Tiempo una carta que me dejó frío. A pesar de todo lo que nos ha tocado ver, oír y sentir en estos tiempos difíciles, me sorprendió. ¿Cómo es posible que a estas alturas se pueda hablar públicamente de liquidar al “enemigo”.? ¿Y cuál es el “enemigo”? La guerrilla, no solamente. Son todos los “revolucionarios”. Los que viven en Berlín, en Venezuela, en Colombia y supongo que también en los E.E.U.U. “Cayó el Muro de Berlín, pero los revolucionarios no murieron todos ese día. Por ahí andan torvos y resentidos, buscando la manera de reabrir los caminos de la revolución” Pues sí nuestro ilustre escritor tiene razón. Esto ocurre desde los tiempos de su padre y antes de este y seguirán existiendo aún después de que el hijo llegue al seno del Señor.

   Pero esa violencia tan feroz y tan larga que padecemos, que también se parece a la defensa ¿Cómo surgió? ¿Del discurso incoherente de unos “revolucionarios” o en un día salvaje y de odio, alentados por el demonio, en que comenzaron a disparar como locos?  Pero ese día de locura no terminó al siguiente, sino que lleva años, meses, décadas. ¿Porque ha durado tanto hasta convertirse en una violencia endémica?

   La mano que escribió la Carta muestra un racismo lamentable, un odio profundo a los negros, a los africanos, a los colombianos pobres. “La política de los “perfectos idiotas” sigue en vigencia…hasta lograr el ansiado propósito de crear el caos, de “africanizar” el continente. Tal pareciera que los estrambóticos turbantes de Piedad Córdoba nos están comunicando un mensaje al respecto… no puede negarse que la dama del turbante está logrando imponer el dominio de la barbarie. Está bien escogido el turbante” ¡Qué el Presidente Barack Obama no lea esta carta!

  “Creo necesario decir que la paz no puede considerarse como un objetivo. Es un resultado…” No es posible negociar la paz, hay que lograrla por medio de las armas, hasta lograr la destrucción de la guerrilla. Reconoce que algunos se oponen a seguir ese camino, el único deseable. “¡Hasta la jerarquía eclesiástica   ha caído en el juego!” “El acuerdo humanitario que nos quieren imponer es el más inhumano de los acuerdos”.

  El autor de la Carta, heredero de un pasado conservador y cristiano no ve otra solución que el exterminio de la guerrilla y de paso, de todos los revolucionarios. Se pronuncia contra la reelección de Uribe Vélez pero no explica las razones, después de hacer gran elogio de la política de “seguridad democrática” ¿Será porque el presidente Uribe saluda al presidente Hugo Chávez, también otro “africanizado”?

   Con estos criterios en la mente de los  políticos conservadores, uno de los partidos más importantes de Colombia, que ahora se prepara para asumir la totalidad del gobierno, tendríamos que concluir que la paz está lejana. De  la defensa de los principios democráticos de la Constitución del 91 no se habla por ninguna parte. Esperamos que el Directorio Nacional Conservador al que está dirigida la carta de Enrique Gómez H. no acoja estos planteamientos que enfrentaría a  ese partido con la opinión democrática del país y con el actual gobierno de los E.E.U.U.