martes, 24 de mayo de 2011

Algo o mucho anda mal

La idea de una sociedad en la que los únicos vínculos son las relaciones y los  sentimientos que surgen del interés pecuniario es esencialmente repulsiva.
                                                                                                                John Stuart  Mill.

Tony Judt murió en 2010, poco tiempo después de escribir Algo va mal (Taurus. Colombia. 2010). Nació en Londres en 1948. Enseñó en las universidades de Cambridge, Berkeley, finalmente en la de Nueva York. Una terrible enfermedad aprisionó su cuerpo y paralizó parte de él. Su mente continuó lúcida hasta el final. Políticamente fue un socialdemócrata  de izquierda.

Este libro es producto de su reflexión sobre el mundo actual donde las cosas no van nada bien. Trata de encontrar las causas de las crisis que a todos nos afectan y que pronostican un futuro difícil, cargado de temores. Cuando el capitalismo estaba en pañales, más o menos en el siglo XVI, en la sociedad se abrió una inmensa confianza en la iniciativa individual. Nace el “hombre económico”, el individuo que dedica todas sus energías al trabajo, al desarrollo de la producción, de la riqueza, al incremento del capital.

"Los nuevos jefes de Estado, Reagan, W.Bush, Clinton, Thatcher,  Blair, Brown, descomponen con sus políticas el régimen del Estado del bienestar..." 

Algunas capas sociales unen la religión con el capitalismo, como lo hicieron los comerciantes e industriales del cristianismo calvinista. Para estos, quienes se enriquecían con el trabajo honrado, los elegidos por el Señor, lograrían la salvación eterna. Un filósofo marxista de las primeras décadas del siglo XX, Walter Benjamín, afirmó que los ideólogos del capitalismo habían convertido sus teorías en  una nueva religión, porque este era capaz de realizar milagros al solucionar los problemas de la población: erradicar el hambre, la pobreza, la ignorancia y lograr la libertad, la cultura, la paz y el bienestar.

Evidentemente la empresa privada crea riquezas incontables, pero también produce desequilibrios catastróficos. El Estado fue colocado en el “cuarto de san Alejo”, por anticuado e inservible. A comienzos del siglo XX comenzó a reaparecer tímidamente, sobre todo después de la “gran depresión” . El gobierno estadounidense, presidido por Franklín Delano Roosevelt lanzó la iniciativa del New Deal  para contener y superar la crisis de los años 1929 – 1933, que englobó al mundo. Se trataba de una crisis económica  como la había pronosticado Carlos Marx en El Capital.

Roosevelt apela a la intervención del Estado, a la planificación de sectores importantes de la economía, para combatir el desempleo y reanimar la producción. Lo que es considerado por los más destacados economistas de su tiempo, principalmente los exiliados de Europa Central que huían del nazismo, como un grave error. Pero las medidas tienen éxito. El teórico que está detrás de este renacimiento económico es el británico John Maynard Keynes que formulará la política anticíclica y hará un nuevo examen del capitalismo moderno. Keynes concibe el Estado como un instrumento moderador que puede evitar los desajustes de la economía capitalista y reducir los peligros de una nueva crisis global. De esta manera el Estado de Maquiavelo recupera su papel protagónico. Keynes no cree en la auto regulación del mercado ni que “la mano invisible” sea capaz de colocar las cosas en su lugar y darle a cada cual lo que necesita o se merece.

Luego de la II Guerra Mundial, en 1945, viene un nuevo auge de la producción, se acrecientan los capitales  hasta el punto que se puede redistribuir el ingreso de los impuestos y los excedentes del trabajo social a través del Estado del bienestar y del Estado Social de Derecho. El apetito de los grandes capitalistas  aumenta cada día más. Dan de baja las disposiciones restrictivas del mercado, las leyes y decretos reguladores de las inversiones, de  la propiedad inmobiliaria, etc. Las transacciones se oscurecen, nadie sabe lo que está pasando debajo de las cifras, de las fusiones, ya la codicia no tiene límites. Se regresa a las viejas teorías económicas. Ahora se llaman neo-conservadoras, neo-liberales. Los nuevos jefes de Estado, Reagan, W.Bush, Clinton, Thatcher,  Blair, Brown, descomponen con sus políticas el régimen del Estado del bienestar y se crean las condiciones para la aparición de una crisis económica profunda y prolongada, que afecta sobre todo a los trabajadores y enriquece más aún, a gerentes y ejecutivos de las grandes empresas, en la cual todavía nos encontramos.  

lunes, 2 de mayo de 2011

Locke según Hegel (XVIII)

John Locke retoma el tema de Francis Bacon y de René Descartes: la reflexión sobre la verdad, como consecuencia de la crisis de la filosofía, ocurrida a finales de la Edad Media y en el comienzo de la nueva época que hemos denominado la Modernidad. El nacimiento de nuevas ciencias o el replanteamiento de algunas de ellas, como la astronomía, la física, la geografía, la economía, ponen en tela de juicio las “verdades eternas” de la Escolástica y los principios filosóficos que la sustentan.

¿El universo es tal como lo describe el Antiguo Testamento y por consiguiente el  conocimiento solo tiene una fuente verdadera que es la revelación divina o la mente humana es capaz de captar y comprender el mundo material y la naturaleza humana?

"Para Hegel, la filosofía de Locke es uno de los momentos fundamentales de la formación del espíritu"

Descartes había dado el paso decisivo, se pregunta: ¿existe un punto de apoyo a partir del cual podemos estar seguros de que  nuestra sensación o  nuestro razonamiento son verdaderos? Sí, responde. Es  la conciencia humana,  el cogito, el pensamiento. Solo existe lo que está en mi conciencia. ¿Pero como llega a nosotros ese conocimiento? A este problema , que es uno de los más arduos y difíciles de la filosofía se enfrenta John Locke.  

Rechaza las ideas platónicas, únicas y eternas, que según lo creído hasta entonces persisten en el espíritu humano . Acepta lo afirmado por Bacon de que nuestro saber es resultado de la experiencia, transmitida por los sentidos.  Locke profundiza esta intuición baconiana, ahondará  en la reflexión sobre el proceso del conocimiento. Para ello se apoya en los hechos  registrados por la razón.

Los filósofos pre-modernos, partían de la base  de que  una sola sustancia conformaba lo existente, tesis que reafirmará Spinoza, haciendo de lo general lo fundamental. Como hemos señalado,  Descartes escinde lo creado en dos substancias diferentes: el pensamiento y lo físico, dando lugar al dualismo filosófico.  Lo existente deja de ser único y hegemónico. Para Descartes  con la dualidad del ser surge la diferencia y  por consiguiente, lo negativo. La aceptación de lo negativo y de su papel en los procesos, fruto de lo individual y lo finito, tendrá una enorme importancia, recuperando la dialéctica su juego diverso y múltiple, el poder transformador del pensamiento y la materia, tesis que desarrollará precisamente  el sistema hegeliano. Estos avances del saber originan un gran interés por lo contrario, lo opuesto,  lo sensorial,  lo limitado, lo inmediatamente existente.

Están dadas las premisas para que Locke pueda afirmar que  no existen “ideas innatas”. Nada hay en la mente humana antes de la experiencia. La mente es una especie de tabula rasa vacía de todo contenido y que va llenándose con lo que llamamos experiencia. Parte de las percepciones singulares hasta llegar al concepto, es decir, a lo general. “Por consiguiente para Locke lo general  es lo deducido, el resultado, lo hecho por nosotros, lo que pertenece simplemente al pensamiento como algo subjetivo” (Hegel. Lecciones sobre la historia de la filosofía. T. III p. 318 FCE. 1955). Su desarrollo consiste en revelarse a la conciencia.

Kant  observa que la fuente de las representaciones generales no es precisamente lo individual, como creía Locke, sino el entendimiento. Para Hegel la filosofía de Locke es fácilmente comprensible, una filosofía popular a la que se une toda la filosofía inglesa. Sin  embargo, la considera como uno de los momentos fundamentales de la formación del espíritu. “Las ciencias en general y en particular las ciencias empíricas  deben su origen precisamente a esta trayectoria del pensamiento” . Resulta muy interesante la observación de Hegel de que los ingleses llaman filosofía a una serie de principios acerca de la economía del Estado, como el principio del libre cambio y a los pensamientos  necesarios y útiles. Rechazan el método escolástico que parte de principios y definiciones. Les interesa más las leyes físicas, las fuerzas, la materia en general, por ello consideran a Newton  como el filósofo por excelencia.

John Locke nació en Inglaterra en 1632. Estudió en Oxford, haciendo a un lado la Escolástica y, por su cuenta, aprendió la filosofía cartesiana. Se hizo médico pero no la ejerció como profesión. Vivió en Alemania, Francia, Holanda, donde encontró asilo y protección, pues fue víctima de persecución política y  expulsado por Jacobo II de Inglaterra. Después de la revolución de  1688 regresó a su país.  Murió en octubre de 1704, a la edad de 73 años.