Por: José Arizala
La Revista Babel, que se edita en Medellín, dirigida por Víctor Bustamante, ha dedicado su No. 11 (mayo-diciembre 2009) al escritor Rafael Gutiérrez Girardot (1928-2005). Su profesión fue la docencia universitaria hasta su jubilación en la prestigiosa Universidad de Bonn (Alemania), donde ejerció la dirección del Departamento de Hispanística.
Gutiérrez Girardot era un hombre contradictorio. De trato amable y escritura provocadora. Admirado por pocos y criticado por muchos de sus compatriotas. Su seriedad intelectual se manifestaba en su dedicación absoluta al estudio, a la enseñanza y a la producción literaria y filosófica. Su vida compartió los dramas de los intelectuales colombianos del siglo XX.
Víctima de la violencia desde la más temprana edad. Su padre, Senador de la República por Boyacá, conservador, fue asesinado en 1932. Quedó a cargo de la familia de su madre, descendiente del héroe del Bárbula. Estaba, pues, predestinado para la lucha que libró con intensidad y valentía, no en el campo de las guerras civiles, sino desde la tribuna de las letras. Su temperamento más que sus ideas lo llevaron a disparar a diestra y siniestra contra sus adversarios ideológicos y estos le contestaron en igual medida. Por ejemplo, Germán Arciniegas, se refería a él sarcásticamente: “Filósofo alemán nacido en Sogamoso”.
Gutiérrez realizó una parábola política completa, desde el falangismo de sus años universitarios en el Rosario y la Nacional, hasta su adhesión a la candidatura a la presidencia de la República de Carlos Gaviria por el PDA, poco antes de su muerte. El diálogo de Gutiérrez Girardot con los profesores Rubén Jaramillo Vélez, Juan Carlos Celis Ospina y Carlos Sánchez L. el 6 de mayo de 1997, es un documento muy revelador de sus dimensiones intelectuales, al igual que el artículo Rafael Gutiérrez Girardot prólogo conservador y epílogo en la izquierda (1928-2005), de las colaboradoras María Alexandra Mosquera y Patricia Tobón Ricaurte. El ensayo más completo sobre el homenajeado es del iusfilósofo Hernán A. Ortiz Rivas : “Un heterodoxo comprometido, que muestra dos aspectos característicos de su personalidad: el inconforme con el establecimiento político y social y el combatiente por un cambio cultural en Colombia e Hispanoamérica que haga realidad la democracia y el libre pensamiento.
Para un intelectual resulta emocionante leer la descripción que hacen las autoras arriba mencionadas de la biblioteca de Gutiérrez en su casa de la Rheinaustrasse 142 donde vivió desde 1973 hasta su muerte en mayo de 2005, en Bonn, a las orillas del Rin. Desde la terraza de su casa se divisa la Universidad donde Federico Hegel también enseñó en el siglo XIX. Entre los textos envidiables mencionan el Nitzsche de Heidegger dedicado por el autor el 14 de marzo de 1966, a la vez que manuscritos de éste filósofo alemán. Además colecciones de los novelistas y poetas alemanes. Gutiérrez conoció el marxismo por medio de los autores de la Escuela de Frankfort, Habermas, Horkheimer, Adorno.
Uno de los temas que merece la mayor atención de su parte es el de la formación del intelectual latinoamericano. Toma como ejemplos a Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, José Enrique Rodó, González Prada. Y entre los últimos, Jorge Luis Borges, autores que reunió en un libro de conferencias pronunciadas en la Universidad de Maryland, E.U. Elogia a los grandes maestros del ensayo, que es el género de su preferencia, dado que éste conjuga la destreza literaria y el pensamiento filosófico. Para R.G.G. algunos ensayistas colombianos muy conocidos no pasan el examen, como Estanislao Zuleta, William Ospina, Fernando González, Gonzalo Arango.
Pocos se salvan con su exigente medida, entre ellos, Rafael Moreno Durán, Hernando Valencia Goelkel y desde luego Baldomero Sanín Cano. Rafael Maya le parece una “personalidad intelectual ambigua”. Considera importante la obra de García Márquez hasta El general en su laberinto, lo demás…repetición de sí mismo.
Resulta interesante el artículo del profesor Juan Guillermo Gómez G. que hace parte de un trabajo más extenso, que comienza con ésta afirmación:”Rafael Gutiérrez Girardot llegó a desatiempo a la vida de la crítica literaria en América Latina”. De todas maneras, agrego, es un escritor colombiano que debemos escudriñar y esclarecer.