Claudio Magris es uno de los mejores escritores contemporáneos. Nacido en Trieste en 1939. Especialista en germanística, catedrático de Lengua y Literatura Alemana en las Universidades de Trieste y de Turín. Autor de estudios sobre Hoffman, Joseph Roth, Canetti, Rilke, entre otros. Recibió el Premio Príncipe de Asturias de Humanidades en 2004. Autor de varias obras de ensayos, entre las que se destaca El Danubio, un libro de viaje a lo largo del río legendario en que no solo muestra el paisaje, sino que nos participa del enorme legado cultural de sus riberas y de la rica historia del centro de Europa, que le mereció su candidatura al Premio Nobel.
“... un texto denso y profundo que explica los conceptos de Derecho, Literatura y Ley, en un hermoso lenguaje, retomando ejemplos y citas de libros clásicos”
El título de uno de sus libros dice mucho de su carácter y aficiones, El infinito viaje, si le agregamos vivir y escribir. Se trata, pues, de viajes a la profundidad de las tierras y de los hombres, que hace suyas hasta convertirlas en escritura, en sabios relatos donde la realidad va envuelta en serena fantasía. “Poco a poco – dice Magris – el viajero descubre, está obligado a descubrir la fraternidad y el común destino del mundo […] La meta del viaje son los hombres: no se va a España o Alemania, sino entre españoles y alemanes”.
Claudio Magris pronunció en la Universidad Complutense de Madrid, en enero de 2006, la conferencia Literatura y derecho ante la ley que la Editorial Sextopiso, España, 2008, convirtió en libro, con prólogo del filósofo Fernando Savater. Es un texto denso y profundo que explica los conceptos de Derecho, Literatura y Ley, en un hermoso lenguaje, retomando ejemplos y citas de libros clásicos, formalizando una síntesis o, mejor, una simbiosis, entre jurisprudencia y poesía, que es la palabra que empleaba Aristóteles para referirse a la literatura.
La primera frase de la conferencia es de Cervantes: “No es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres”. El derecho es pues la condena del dolor infringido a los hombres y la ley, liberarlos de ese dolor. Sin embargo, Magris reconoce que no siempre la literatura da una respuesta adecuada a la infamia, sino que, a veces, aquella “parece invadida por una negación del derecho y de la ley”. Ofrece el ejemplo del poeta alemán Novalis quien afirma : “Yo soy un hombre totalmente ilegal; no poseo sentido ni la necesidad del derecho”.
La idea central del ensayo de Magris es la lucha interna que enfrenta el derecho desde sus inicios: el derecho natural y el positivista. Larga batalla que comienza en el suelo sagrado de Grecia, cuando el trágico Sófocles lo plantea en su obra Antígona, en la cual Creonte expide como ley estatal la prohibición de enterrar a sus enemigos y la decisión irrevocable de Antígona de hacerlo, cumpliendo la “ley no escrita de los dioses”. Sófocles muestra con claridad admirable el conflicto entre lo humano y la ley, es decir, entre el derecho y la ley, entre la norma positiva y los sentimientos y valores más profundos del espíritu humano.
Esta idea se prolonga en la historia. En el Digesto se afirma: “Se dice el derecho de muchas maneras: de una, cuando se dice que el derecho es lo que en todo tiempo es justo y bueno, es derecho natural; de otra, cuando el derecho se torna útil para todos o para la mayoría en cada ciudad, es derecho civil”. Pocos como Cicerón lo afirman con mayor elocuencia y convicción: Existe la ley de la razón congruente con la naturaleza: “No es una en Roma y otra en Atenas, una ahora y otra después, sino una ley única eterna e inmutable que obliga a todos los hombres y para todos los tiempos…”
Las revoluciones del siglo XVIII hablaron de que todos los hombres nacen iguales y poseen derechos inalienables. “Cada vez que cualquier forma de gobierno atente en contra de conseguir esos fines, es derecho del pueblo modificarla o abolirla”. Magris cita a Carlo Antoni para exponer una interpretación de Marx sobre el derecho natural. Si bien para éste es la historia y no la naturaleza la que debe realizar la liberación, “sin embargo, permanece en el pensamiento de Marx, un ideal de personalidad humana realizado en su plenitud redimida de toda esclavitud y de toda barbarie”.