martes, 25 de agosto de 2009

El palacio de los sueños

Por: José Arizala

El jurado del premio literario Príncipe de Asturias sorprendió al concederlo, en 2009, al escritor albanés Ismaíl Kadaré. Albania pertenece a los Balcanes y cuenta con una población de tres y medio millones de habitantes, acampados en las costas del mar Adríatico. País de antiquísima historia. Alguna vez fue cabeza de un vasto imperio. Informan, por ejemplo, que la ciudad de Barat, cuenta con una fortaleza cuyo origen data del sigl VI y V a,C., también con palacio y mezquita del período Bizantino y turco. Albania conquistó la isla de Creta, durante una prolongada guerra con Venecia. La presencia turca es notoria en la etnia y costumbres de su población. La veo como una gota de sangre del Imperio Otomano coagulada en el corazón de Europa.

Atraído por el brillo del premio leí una de las novelas importantes de Kadaré. El palacio de los sueños (2005). Tirana (la capital) no queda lejos de Praga, ni Kadaré de Kafka. Si nos atenemos a este libro podemos decir que el albanés no es un escritor original, pero, de todas maneras, espléndido. Aunque mucho de este mérito lo debemos al traductor Ramón Sánchez Lizarralde.

"Kadaré escribe una fábula digna de Oriente. Un palacio, el Tabir Saray, donde
los sueños de los súbditos, reposan en anaqueles y cartapacios..."

Resulta inevitable recordar El castillo o cualquier otro libro del escritor checo. La misma atmósfera, el estilo sugerente, incisivo, extraño. Quizá un tanto más brillante, aunque menos profundo, el de Kadaré. Además, hondamente político. No se trata de un ataque a un determinado régimen político o social, sino al universo en que viven los personajes: el régimen despótico que amenaza y angustia al pueblo, hasta el punto de no poder refugiarse ni en los sueños, que, además de las ideas, se convierten en un peligro para su libertad.

Kadaré escribe una fábula digna de Oriente. Un palacio, el Tabir Saray, donde los sueños de los súbditos, reposan en anaqueles y cartapacios, listos para ser examinados por los ojos inquisidores de una burocracia fantasmal, que obedece sin chistar a los más altos funcionarios del Estado. De esta manera tienen acceso al sueño, a la fantasía y a la más triste realidad de los habitantes, tanto de las ciudades, como de los más apartados lugares del Imperio.

A los gobernantes no le basta los informes sobre orden público que reciben de los gobernadores,alcaldes,etc, o de la policía uniformada o secreta, sino que aspiran a una idea más completa y profunda de lo que piensan los gobernados, que no puede conocerse sino a través de lo más íntimo que puede tener un ser humano, que se manifiesta en la espontaneidad de los sueños. Es en la oscuridad y la soledad de la noche cuando lo más profundo aflora en la inconsciencia del durmiente. Por ello es un testimonio auténtico y veraz. Cedámosle la palabra a Kadaré: “Todo lo que se muestra tibio y amenazante, o lo que puede llegar a serlo al cabo de los siglos, manifiesta su proyecto primero en los sueños de los hombres. No existe pasión o pensamiento maléfico, adversidad o catástrofe, rebelión o crimen que no proyecte su sombra antes de materializarse en el mundo”.

Mark-Alem es un joven inteligente y prudente, de familia noble: los Qyprilli. En sus antepasados se cuentan Visires y generales del Imperio Otomano. Su ingreso al Tabir Saray hace parte del juego de poder de las familias reinantes. Hay que estar al tanto de lo que ocurre en las salas y los pasillos de ese edificio misterioso donde se decide la suerte del Imperio. Asciende rápidamente de la oficina de Selección, a la de Interpretación, a la del Archivo y está próximo a ingresar donde se guardan los sueños Maestros o Supersueños, que son los sueños decisivos para prevenir las desgracias y que suministran las claves del poder.

Kadare vivió durante el régimen “maoísta” de Enver Xoxha. Publicó numerosos libros (casi todos novelas cortas)? Cómo lo hizo ¿Este es otro de los misterios que guarda el Tabir Saray. ¿Los censores dormían o la dictadura no era tan monolítica como creemos? ¿La maestría literaria de Kadaré es tal que su crítica logra caminar sin ser vista entre los reglones de sus escritos?

Algunos de los sueños que registra son de este tenor: “ Los Estados contemporáneos, incluyendo el Imperio Otomano, no eran otra cosa, según el remitente del delirio, que viejas estructuras sangrientas, enterradas por el tiempo, para retornar después como espectros”. A manera de explicación Kadaré dice : “Muchas de mis obras no suceden en Albania ni sus historias son solo de mi país”. Es un gran escritor cercano al Nobel. Gracias a él Albania ingresa a la literatura universal de nuestros días.

jueves, 13 de agosto de 2009

Un discurso histórico

Por: José Arizala

La antigua universidad Al-Azhar y la universidad de El Cairo reúnen a sus alumnos y profesores. Asisten ancianos en cuyos rostros se reconocen rasgos de la Esfinge, que durante más de cuarenta siglos ha soportado las tempestades de arena del desierto y de jóvenes cuyas caras alegres repiten las imágenes cambiantes que se dibujan en las aguas del Nilo. En el podio, un hombre negro, bien parecido, con voz profunda y clara, habla en inglés. Pronuncia palabras nunca antes escuchadas en el docto recinto. Su eco repercute en el mundo entero. Barack Hussein Obama es quien habla. Los egipcios, los árabes, los musulmanes, están atentos.

El propósito del discurso es demostrar que no hay incompatibilidad entre la cultura musulmana y la cristiana. Que el Corán y la Biblia son libros sagrados que se inspiran en el mismo Dios. Que el diálogo es posible entre los seguidores de Mahoma y de Jesucristo para resolver los problemas terrenales. Ese lenguaje de los dioses debe ahora escucharse de una manera nueva que aparte la beligerancia de dos mundos contrapuestos.

En esta ocasión diserta un líder que pertenece simultáneamente a esos mundos enemigos y violentos. (“Soy cristiano, pero mi pasado pertenece a una familia de Kenia que incluye a varias generaciones de musulmanes. De niño, pasé varios años en Indonesia y escuche el llamado del Azán al amanecer y anochecer”, dice Obama). Su tez representa a los humildes del Tercer Mundo, pero la serenidad y sutileza de su discurso recuerda las enseñanzas de la universidad de Harvard de la cual fue alumno.


“Mientras nuestras relaciones sean definidas por nuestras diferencias, le
otorgaremos poder a quienes siembran el odio, en vez de la paz, y a quienes
promueven el conflicto en vez de la cooperación”


Todo discurso si es coherente responde a una pregunta fundamental. ¿Qué nos separa, por qué nos enfrentamos? El presidente de los Estados Unidos de América responde : “Mientras nuestras relaciones sean definidas por nuestras diferencias, le otorgaremos poder a quienes siembran el odio, en vez de la paz, y a quienes promueven el conflicto en vez de la cooperación que puede ayudar a todos nuestros pueblos a lograr la justicia y la prosperidad. Este ciclo de suspicacia y discordia debe terminar”.

Pero la magia de las palabras no puede hacer olvidar los hechos y las necesidades de los vencidos en una lucha que surge del fondo de la historia universal. Los vencidos han sido los árabes y los israelíes, los judíos y los musulmanes. Sus historias son un largo sufrimiento del que no siempre han sido responsables. Barack Obama pronuncia esta vez el nombre del principal culpable: “el colonialismo”, ejercido por las potencias europeas y el neo-colonialismo actual. En ese 4 de junio de 2009, el presidente reconoció que “Estados Unidos en el pasado se ha concentrado en el petróleo y el gas de esta región del mundo, ( el Medio Oriente), ahora buscamos una relación más amplia”. Comprensión cultural, política, económica y religiosa, basadas en el respeto mutuo.

Para emprender ese “nuevo comienzo” se requiere resolver el problema entre el pueblo palestino que aspira legítimamente a tener su propio Estado y los Israelíes que ya lo poseen y quieren conservarlo. Importante paso en ese largo camino son los votos del actual presidente estadounidense por que “judíos, cristianos y musulmanes puedan tener en Jerusalén un hogar seguro y perdurable”.

El discurso de Obama no está dirigido exclusivamente al mundo musulmán, sino que abarca algunos problemas que nos conciernen. Por ejemplo, el de la democracia. Afirma: “Ninguna nación puede ni debe imponer un sistema de gobierno a otra nación”. La autocrítica es clara: “Estados unidos no puede saber lo que es mejor para todos. Así como no pretenderíamos determinar el resultado de elecciones pacíficas”. Tiene la convicción de que todas las personas anhelan “la posibilidad de expresarse libremente y tener voz y voto en la forma de gobierno, la confianza en el estado de derecho e imparcialidad de la justicia, un gobierno transparente que no robe a la gente, la libertad de vivir según escoja cada uno” y agrega: “Son derechos humanos y es por eso que nosotros los apoyamos en todas partes”. Al mismo tiempo recuerda que ha ordenado suprimir la tortura y cerrar la prisión de Guantánamo.

No es la primera vez que un presidente de los E.E.U.U dice cosas semejantes y promete cumplirlas. Pero es mejor que las repitan a que las olviden. Entre otras razones, como él mismo lo reconoce, porque “la supresión de las ideas nunca logra hacer que desaparezcan. Estados Unidos valora el derecho de todas las voces pacíficas y respetuosas de la ley de ser escuchadas en todo el mundo, incluso si discrepamos de ellas”.