lunes, 29 de agosto de 2011

Leibniz (XX)

Gottfried Wilhelm (barón de) Leibniz nació en Leipzig en 1646. En un comienzo se dedica a estudiar jurisprudencia, matemáticas, física y filosofía. Finalmente buscó el doctorado en Derecho, pero la facultad de Leipzig no se lo concedió por ser demasiado joven. Según Hegel es posible que no lo lograra por sus enormes conocimientos en filosofía, “pues es sabido que los juristas sienten horror hacia esta disciplina”. Como muchos estudiosos de la época se entusiasmó por la alquimia, que conduce a un mundo arcano y misterioso. Vivió en París durante 4 años y también en Inglaterra y Holanda. En 1677 descubrió el cálculo diferencial. Promovió la fundación de la academia de ciencias de Berlín. Murió en Hannover en 1716, a los 70 años de edad.


 “En la Monadología Leibniz trató de explicar su teoría sobre la mónada, una de las más altas concepciones del idealismo, tanto que se le considera el primer idealista en sentido estricto.

Uno de sus primeros trabajos fue Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, para refutar a Locke. Su obra más sistemática es su Théodicée y tal vez la más famosa; escrita en forma popular, en la cual Leibniz “trata de justificar a Dios por los males de este mundo”. En el ensayo sobre Principios de la naturaleza y de la gracia, el filósofo alemán expresa sus principales hipótesis sobre la esencia del universo, partiendo de determinaciones metafísicas. Sintetizando su pensamiento, Hegel afirma: “la filosofía leibniziana es un idealismo de la intelectualidad del universo”. Contradice a Spinoza quien ha afirmado: “la existencia de la sustancia general y simple” y plantea la absoluta pluralidad de las sustancias individuales, a las cuales da el nombre de mónadas, expresión ya utilizada por los pitagóricos.

En la Monadología Leibniz trató de explicar su teoría sobre la mónada, una de las más altas concepciones del idealismo, tanto que se le considera el primer idealista en sentido estricto. Mónada en griego significa “unidad”. Expresa la unidad del mundo. Son sustancias simples e individuales, invisibles como si fueran átomos formales y no materiales. Sometidas a cambios internos cuando desarrollan sus posibilidades; autónomas, que reflejan el universo de un modo propio, particular. No se trata, pues, de átomos vacíos como los concebía Epicuro sino “formas sustanciales”, expresión propia de la escolástica. Comienzan por creación divina y terminan por vía de la destrucción. “La mónada es algo cerrado dentro de sí mismo, no puede salirse de sí misma ni otros pueden entrar en ellas”, por ello no pueden existir 2 cosas iguales manifestando el principio de lo “indistinto”. Lo interesante, lo profundo es la distinción determinada en las cosas mismas – dice Hegel – y agrega, en la sustancia misma va implícita la negatividad. Leibniz distingue 3 clases de mónadas: las inorgánicas, las orgánicas y las conscientes, lo que representa una clara exposición del orden del universo. La mónada es un  “mundo pequeño”, un “universo comprimido”.

Leibniz logra grandes progresos no sólo en la matemática sino también en la lógica. Afirma que las verdades descansan sobre 2 principios: el de contradicción y el de la razón suficiente. Este último significa que deben fundamentarse en el razonamiento, en la demostración. Es decir, “el principio de la razón consiste en que todo tiene su fundamento”, por consiguiente, en que lo particular tiene por esencia lo general. Hoy se considera a la razón suficiente como la cuarta ley de la lógica formal.

1 comentario:

  1. MARIA CLEMENCIA ESPITIA30 de agosto de 2011, 11:42

    Mónada concepto importantísimo en la filosofía de Leibniz, cada una de ellas refleja el universo entero. "Particula in minima micat integer orbis".

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