miércoles, 5 de octubre de 2011

Ciclo de las crisis

El mundo pasa por una etapa de profundas crisis económicas y sociales y se teme que la crisis actual no solo se prolongue, sino que en el futuro surjan otras cada vez más severas y devastadoras.

Otros analistas, como llaman ahora a los comentadores de la coyuntura histórica, afirman que se trata de un fenómeno inesperado, casual y pasajero. Pero la realidad es distinta; de antaño, por lo menos desde 1824 – 25, las crisis económicas del capitalismo han venido sucediéndose, afectando a ricos industriales y financistas y sobre todo a millones de personas.

"¿Es posible suprimir las crisis en el capitalismo? Los marxistas afirman que no. Otros economistas, como Keynes, consideran que es posible evitarlas o por lo menos atenuar sus consecuencias más catastróficas..."

Quienes descubrieron y estudiaron las causas que las producen fueron dos alemanes, Carlos Marx y Federico Engels, quienes pasaron la mayor parte de sus vidas en Inglaterra, entonces considerada “el taller industrial del mundo”. Alemania era en el siglo XIX un país relativamente atrasado dentro del conjunto europeo.

Ernest Mandel (La formación del pensamiento económico de Marx. Siglo XXI Bogotá. 1980), sintetiza así el proceso evolutivo del pensamiento de este par de estudiosos y de luchadores sociales: “ de la crítica de la religión a la crítica de la filosofía; de la crítica de la filosofía a la crítica del Estado; de la crítica del Estado a la crítica de la sociedad, es decir, de la crítica de la política a la economía política, que culmina con la crítica de la propiedad privada”  (pág.3).

El principal aporte de Marx fue el filosófico que inicia con La introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel ( l844) y el de Engels, económico, con su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra, publicado al mismo tiempo que el de Marx ( hijo de un magistrado de Renania), Carlos Marx llegará inicialmente al comunismo a través del análisis filosófico y político, Engels lo hará por su conocimiento  como administrador y accionista de una fábrica de textiles en Manchester, propiedad de su padre. Pronto Marx, por medio de Hegel, descubrirá la economía clásica inglesa, sobre todo a Adam Smith.

Al hacer el análisis de la producción capitalista, Marx y Engels, encuentran  un proceso cíclico de superproducción y parálisis de la economía, hasta un nuevo auge. En palabras más precisas, las crisis se producen periódicamente cuando aparece la contradicción entre las fuerzas productivas que avanzan y las relaciones de producción que restringen el consumo de los excedentes producidos durante la etapa de prosperidad, pues los trabajadores van perdiendo capacidad de compra por el desempleo y los bajos salarios.

Marx reprocha a Ricardo la incomprensión de la contradicción atrás anotada, “la tendencia del capital al desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas y los límites estrechos impuestos por este mismo capital al consumo de las clases trabajadoras”. Marx aclara que la crisis puede ser general, por abarcar una buena parte del mundo y la mayoría de las ramas de la producción o parcial, dependiendo del grado de profundidad que haya tenido la contradicción mencionada, es decir, entre la producción social  y la apropiación privada de las mercancías.

 Las crisis  capitalistas que paradójicamente no surgen de la pobreza sino de la riqueza, se sucedían en los dos siglos anteriores aproximadamente cada 10 o 12 años. La mayor fue la de 1930. La actual que estalla en octubre de 2008 ha  sido una de las fuertes y prolongadas. Incluso hay el peligro que se repita sucesivamente, sumiendo al mundo en una prolongada recesión. Estas crisis vienen acompañadas de convulsiones sociales, agitación política, revueltas, guerras civiles o internacionales e incluso revoluciones, como lo presenciamos en la actualidad.

¿Es posible suprimir las crisis en el capitalismo? Los marxistas afirman que no. Otros economistas, como Keynes, consideran que es posible evitarlas o por lo menos atenuar sus consecuencias más catastróficas, gracias a la intervención oportuna y eficiente del Estado. Que basta regular la marcha de la economía, controlar los excesos del mercado, limar las protuberantes diferencias entre las clases sociales, suprimiendo la pobreza extrema y obtener mayores recursos con impuestos a las ganancias de los grandes capitales, para mejorar las condiciones de vida de la población.

En todo caso para lograr lo anterior se requiere realizar profundos cambios sociales, transformar las estructuras  económicas, no solo el modelo sino el sistema capitalista. Lo que no será fácil, sino producto de luchas sociales, ojalá pacíficas. El tiempo dará su veredicto final.

2 comentarios:

  1. MARIA CLEMENCIA ESPITIA15 de octubre de 2011, 10:12

    No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.
    La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar "superado".

    Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.

    El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.

    Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.

    Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro.

    Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.

    Albert Einstein (1879 - 1955)

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  2. MARIA CLEMENCIA ESPITIA15 de octubre de 2011, 10:36

    Hay que buscar el lado positivo y abandonar la idea de fatalidad y pesimismo con la que solemos adornar la palabra crisis.

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