martes, 18 de octubre de 2011

¿Y si llega el populismo?

Estudiosos de la política de otros países, afirman que una de las causas de la ausencia de una izquierda de masas en Colombia ha sido la inexistencia en el pasado de un fuerte movimiento populista. Sin embargo, el populismo subsiste en la piel y el corazón del pueblo colombiano. La estela dejada por uno de sus líderes excepcionales del siglo XX, continúa viva. El recuerdo de su voz vibrante y certera que le habló de sus necesidades y angustias retorna en diversos momentos de su historia. Creo que hoy estamos viviendo  uno de ellos.


"Desde luego que lo mejor, antes que la revuelta, sería el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la construcción de partidos (...). Pero estamos todavía lejos de ese objetivo".


La falta de partidos políticos durante muchos años que comienzan con el Frente Nacional ,en 1957. Que excluyó de la vida política institucional a los partidos  diferente a los tradicionales, liberal y conservador, la ilegalización del partido comunista durante la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla. La represión oficial que venía desde los últimos gobiernos conservadores, el surgimiento de los frentes guerrilleros, primero liberales y después, de inspiración popular y clasista,  las heridas y dolores de las víctimas de la violencia más implacable del continente americano, han creado las condiciones para el ascenso de una ola de inconformidad que puede llevar sobre sus hombros la figura del caudillo omnipotente. No sería extraño que un viejo o nuevo populismo renaciera y siembre su bandera en la cumbre del poder político.

Me parece que Angelino lo ha comprendido y querrá continuar el camino inconcluso hacia el poder popular. ¿Tendrá el coraje y la fortuna suficiente para lograrlo? No importa. Lo importante es que lo intente y por lo menos asuste a la oligarquía colombiana., como ya lo está haciendo. Apellidos ilustres ya lo llaman  el “adorable Angelino”, una buena ironía elitista o clasista.

Desde luego que no debe renunciar a la vicepresidencia de Colombia, pues la culpa no es suya, sino de quienes  lo candidatizaron y  de los millones de compatriotas que lo eligieron en la misma papeleta con el presidente Santos.

El populismo de que se acusa a Angelino, no siempre es negativo. Considero que tiene dos momentos. El inicial, cuando el grito o los planteamientos agitan a las masas, las despiertan del sopor y la resignación y el segundo, cuando se apodera del gobierno, hace a un lado algunas normas de la democracia y toma medidas  demagógicas que momentáneamente alivian las situaciones desesperadas, pero luego se convierten en amenaza para el desarrollo de la economía nacional.

Hoy los colombianos tenemos muchos motivos para la protesta. Indigna como los poderosos manejan el país: tales amos y señores, dueños de las tierras y las aguas, de los páramos , ríos y mares de la patria .Se sientan de etiqueta a devorar el  presupuesto de la nación, fijan los salarios de los trabadores, sus pensiones. El número de   camas y la forma de atención de los hospitales, si se le entrega a los enfermos los remedios para no morir, si aumentan o disminuyen la pobreza o la indigencia. Para no mencionar la corrupción de que se valen para su enriquecimiento ilícito.

Desde luego que lo mejor, antes que la revuelta, sería el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la construcción de partidos, en los cuales reinen sus militantes, sus ideólogos, sus luchadores  firmes y honestos. Pero estamos todavía muy lejos de ese objetivo.

El respaldo que han recibido las reivindicaciones en favor de los trabajadores exigidas por el vicepresidente de Colombia, demuestra que se aceran días de luchas políticas y sociales que pueden llevarnos a estilos de gobiernos del vecindario. Los admiradores del largo gobierno de Uribe Vélez deben reconocer su descuido en resolver los problemas sociales y económicos del pueblo colombiano. Necesitamos la paz con justicia social.

1 comentario:

  1. maria clemencia espitia24 de octubre de 2011, 12:22

    Hay que leer nuevamente al Historiador David Bushnell

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