jueves, 20 de mayo de 2010

La campaña presidencial

Por: José Arizala


Cuando terminaron de leer el comunicado de la Corte Constitucional declarando inexequible el referendo reeleccionista y estalló la sala en aplausos, una buena parte de los colombianos tomó conciencia del fracaso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y del ocaso del uribismo como concepto político y obra de gobierno.

Uribe en 8 años de gobierno no resolvió  los problemas básicos de la nación: la violencia rural y urbana, las relaciones económicas y diplomáticas con países vecinos, aumentó el desempleo, la crisis de la salud, la pobreza, el desplazamiento forzado de los campesinos, la concentración de la propiedad de la tierra, se consolidaron algunas bandas de narcotraficantes, el Estado se hizo más confesional, la corrupción se extendió por el territorio nacional, las entidades estatales y empresas privadas, etc.

Periodistas destacados como León Valencia, Daniel Coronell, Juan Gossaín y  otros, han denunciado hechos, en consonancia con la Fiscalía, que violan gravemente los derechos de magistrados, políticos de la oposición, periodistas y miles de personas del común, incluyendo su libertad de conciencia y de expresión, la libertad de prensa y el más importante de todos, el derecho a la vida.

Varios columnistas han afirmado que la unidad de dos movimientos políticos nuevos: el Partido Verde y Compromiso Ciudadano, encabezados por Antanas Mockus y Sergio Fajardo, le han dado un nuevo impulso a la campaña presidencial y aportado con énfasis el tema ético. Son candidatos sui-generis, profesores universitarios de carrera, matemáticos, sin experiencia política, aunque ésta, en las actuales condiciones del país, puede ser una virtud antes que un defecto. Ciertamente la corrupción en Colombia no tiene límites. Desde hace décadas viene incrementándose.” Pero – dice Valencia – en los dos mandatos del presidente Uribe el abismo es pavoroso”. Y desde luego, debe combatirse duramente.


 "Si bien las relaciones económico-sociales resultan predominantes en la sociedad moderna, no significa que la ética haya perdido su valor y dejado de modular la conducta humana"


Si apelamos a la filosofía diremos que el problema ético es más propio de los Antiguos que de los Modernos. La ética, es decir, el conjunto de los principios y leyes morales, comenzó a ser elaborada por la filosofía práctica de Aristóteles y luego fue reforzada por el cristianismo. Era, con la religión, el elemento unificador de la vida privada y de la ciudad hasta finales de la Edad Media. En la modernidad, como resultado de cambios económicos profundos, surgió la Filosofía Social, iniciada por Maquiavelo, Tomás Moro, Hobbes, hasta Marx. Moro en 1517 escribió : “En todas partes donde hay propiedad privada, donde todos miden todo según el valor del dinero, apenas será posible ejercer una política justa o coronada por el éxito”. Maquiavelo enunció que los intereses materiales condicionaban a los individuos y a los Estados. Hobbes, el fundador del liberalismo absolutista, quiso convertir la política en ciencia, en una ciencia natural, apoyándose en un férreo iusnaturalismo. Influido por la ciencia de la época, “Hobbes investiga la mecánica de las relaciones sociales como Galileo la de los movimientos naturales” ( Habermas, 1987)

Según esta teoría, desde entonces los problemas decisivos de la sociedad no son éticos, sino los que se derivan de la propiedad privada (como lo acentuarán Locke y Rousseau), de los bienes materiales creados por el hombre en la época de la producción mercantil, regulados por el soberano, a través de la autoridad y la ley. Se convierten en un problema sobre todo del Estado y menos de la conciencia  individual de los ciudadanos.

Lo que Colombia requiere son instituciones, en lo cual contribuyó muy poco el gobierno uribista, un corpus jurídico justo, un sometimiento a la Constitución. Esta legalidad se ha venido deteriorando en nuestro país agudizando la injusticia social, que no es  solo resultado de la ambición y la codicia del dinero, de las tierras, de las fábricas, sino de una desigual estructura social que la propicia y estimula. ¿Cuál de los candidatos presidenciales  lo comprende y está dispuesto a  efectuar cambios estructurales fundamentales que disminuyan la pobreza?  Lo que prometen es darnos más dosis de lo mismo de Uribe: guerra y seguridad. ¿Seguridad para quienes?  Si bien las relaciones económico-sociales resultan predominantes en la sociedad moderna, no significa que la ética haya perdido su valor y dejado de modular la conducta humana. Pero la propiedad y la mercancía se han convertido en un dios de nuestro tiempo, dispensador del bien y del mal.

Andrés Pastrana fue elegido Presidente de la República porque el país estaba hastiado de la guerra,  Álvaro Uribe porque el país no soportaba más la guerrilla y ¿Mockus? Porque estamos cansados de los “falsos positivos”, de la politiquería y la corrupción. Lo que no hemos ensayado es un gobierno dispuesto a ganar la paz.

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