Asombra saber que después del cristianismo, el Islam es la mayor comunidad religiosa de Europa. Desde luego se trata de un continente que se seculariza cada día más, disminuyendo el número de creyentes. Si la tendencia continúa, las manifestaciones que se reúnen en la plaza de San Pedro en Roma para aclamar al Papa se irán reduciendo. El 5% de los residentes en Europa son musulmanes, más de tres millones en Francia, tres millones en Inglaterra, en Alemania, y en los pueblos de la antigua Yugoslavia y Albania. La mayoría de los emigrantes vienen de países árabes. No siempre son bien recibidos, pues los consideran de una etnia y cultura ajena. Para muchos europeos, luego del retroceso del comunismo, el Islam es el principal enemigo porque pone en peligro sus propias creencias religiosas y algo semejante ocurre en los Estados Unidos de América.
El Corán es el libro sagrado del islamismo, el tesoro de su religiosidad, las páginas que conservan los sentimientos e ideales de su raza y de su historia. Atentar contra sus páginas, condenar o ridiculizar sus pensamientos, equivale a golpear el interior de sus seguidores. Como dice el teólogo católico Hans Khün, es un libro vivo que sostiene y regula la vida de sus creyentes. Cinco veces al día, por lo menos, se postran ante su Dios (Alá), dirigiendo sus cabezas en dirección a La Meca, para implorar su misericordia. El Corán, como el Antiguo Testamento, combinan la caridad y el castigo, la ira y la bondad, los sufrimientos del cuerpo con la espiritualidad.
“Atentar contra sus páginas, condenar o ridiculizar sus pensamientos, equivale a golpear el interior de sus seguidores.”
Todos los libros sagrados son leídos y meditados, pero ninguno como el Corán debe ser continuamente relatado en “voz alta”, como testimonio público de fidelidad al profeta Mahoma, que no es Dios, sino el mensajero de ese Dios que existe en los cielos para regocijo de las almas. Una religión que no necesita de imágenes que adornen los templos. Cuando el fanatismo está ausente, algunos musulmanes suelen llevar a Iglesias católicas, flores, cirios e incienso en honor de Jesús y de María, ya que desempeñan un importante papel en el Corán. No olvidan que son dos religiones hijas de Abraham y del desierto.
Sin embargo, el enfrentamiento entre cristianos, judios y mahometanos es cada vez más enconado y violento, hasta el punto de que esas religiones que proclaman la paz, hoy son de guerra, trocando el amor y la solidaridad por el odio y la batalla y pueden en un futuro inmediato, a través de Irán, Israel o los E.E.U.U. lanzar bombas atómicas. Gobernantes estadounidenses y europeos, antes y después del atentado a las torres gemelas de Nueva York en el año 2001, perpetrado por unos fanáticos musulmanes, descubrieron “el eje del mal”, encabezado por países árabes.
El universo árabe e islamita se ha convulsionado en las últimas décadas. Países de una larga tradición feudal, como Argelia, Egipto, Palestina, Irán, Afganistán, Irak, Sudán, Somalia, Bosnia, han tenido revoluciones desestabilizadoras, con multitudes encendidas por la fe en el Profeta, apelando incluso a la revuelta y a la lucha contra el imperio extranjero. Son pueblos que temen por su cultura, que sea destruida por el aplastante poderío militar y económico de las potencias que codician sus riquezas en petróleo y gas, tan necesarias para la conquista del mundo y sus mercados. Disfrazan sus ambiciones territoriales con la defensa de la democracia universal, sin tener en cuenta que esta no puede ser igual para todos los pueblos, sino que sus instituciones deben estar de acuerdo con sus tradiciones e idiosincrasia. Sin duda son países que requieren cambios estructurales en sus sistemas económicos y avances hacia la igualdad de los sexos, el respeto a la persona humana, amigos y enemigos, y a la disminución de la desigualdad social, pero no pueden ser impuestos a la fuerza por sus adversarios, sino con la cooperación y participación de sus ciudadanos. Los desarrollos de la tecnología y de la ciencia de que han dado pruebas en los últimos años, demuestran que marchan por ese camino. Eran países cerrados al mundo exterior, al comercio internacional y a los intercambios culturales. La visita de sus gobernantes a América Latina, África y Asia, fortalecen sus posiciones en el ámbito mundial. Medidas que contrarrestan la llamada “guerra entre culturas”, y propician el entendimiento entre los pueblos.
Magnifico comentario.
ResponderEliminarEs verdad, lo que comenta Dr, le mando bendiciones y felicitaciones por su articulo. Tambien tengo un Blog, pero netamente jurídico aqui le dejo la pagina web, por si lo quiere revisar: www.derechopublicomd.blogspot.com
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