En Londres, 26 de junio de 2005, el escritor universal, Mario Vargas Llosa, escribe el prólogo de uno de sus libros más interesantes y personales: Diccionario del amante de América Latina (Paidos Ibérico. 2005). En solo 6 páginas condensa sus ideas y sentimientos sobre este continente, el verdadero Nuevo Mundo. Es una magnifica síntesis con la profundidad propia de sus novelas y ensayos. Un texto plagado de nombres de personas y lugares que han hecho la historia, que contribuyeron a definir el carácter de estos países surgidos en la selva; muestrario de su riqueza humana y cultural.
“Este libro”- escribe Vargas Llosa – “es un testimonio del compromiso con América Latina que contraje en París, pronto hará medio siglo, y al que sigo fiel”. Fue en esta ciudad y en los años sesenta cuando descubrió que él no era solo peruano sino latinoamericano. Que América Latina no era un puñado de países dispersos y diferentes, sino una unidad que iba más allá del idioma y de la pobreza. Una región desconocida para la mayor parte del mundo, que la revolución cubana y las guerrillas colocaron en primera fila. Además, aquellos descubrieron que en ella se escribía una literatura de alta calidad, vivaz, sorprendente, con una nueva manera de contar las historias. “En sus mejores exponentes, el arte y la literatura latinoamericanos han dejado atrás hace tiempo lo pintoresco y lo folklórico y alcanzado unos niveles de elaboración y de originalidad que les garantizan una vigencia universal”.
Los noveles escritores de entonces, viajan, viven y escriben en París, ciudad que se convirtió” en la capital de la literatura latinoamericana”. Personas de todas las razas y continentes, principalmente de ascendencia africana, conviven con los de origen latino que representan a occidente y con pueblos nativos como los incas, aymaras, aztecas, etc. más cercanos al Oriente que a la civilización europea. El autor nos advierte sobre el alto grado de subjetividad con que fueron escritos estos vocablos o entradas de su diccionario amoroso. Por eso encontramos en él muchas contradicciones y cambios de rumbo sobre acontecimientos de trascendencia, que han transformado la historia de nuestros pueblos.
En diversos artículos de este libro Vargas Llosa se refiere a las astronómicas diferencias de ingreso entre pobres y ricos, a los niveles de marginación, desempleo y pobreza, en los países latinoamericanos, a sus altos niveles de corrupción que socava sus instituciones, a la criminalidad y el narcotráfico, en buena parte responsabilidad de gobiernos dictatoriales, oligárquicos o populistas.
Vargas Llosa era un intelectual de izquierda, entusiasta partidario de la revolución cubana, admirador del comandante Ernesto Che Guevara. En 1967, año de la muerte de éste, escribe un artículo que comienza con estas palaras: “El Diario de campaña del Che en Bolivia quedará como uno de los libros más fascinantes de nuestro tiempo (…) si la revolución no se realiza el Diario perdurará como testimonio de la más generosa y osada aventura individual intentada en América Latina”. Más adelante agrega: “Esa idea de que América es una sola y que esa unidad se forjará a través de la acción revolucionaria, surgió durante la etapa de la emancipación de América (…) La originalidad suya está, precisamente, en conciliar su adhesión a Marx y a Lenin con el ideal de la unificación continental que profesaron los mejores americanos y, sobre todo, Bolívar y Martí”. ( p. 185). Pero pocos años después Vargas Llosa da un fuerte giro político y se enfrenta a Fidel Castro y a la revolución cubana. El caso del poeta Heriberto Padilla tiene mucho que ver con su nueva posición. El régimen castrista ha impuesto la censura y encarcelado a Padilla por publicar su libro Fuera de juego. Otro de los cargos contra el poeta era el de ser homosexual. Finalmente, ante la presión internacional, Heriberto Padilla es expulsado de Cuba y morirá de sida en Nueva York. ¿Los versos de Padilla podían desestabilizar al régimen socialista o se castigaba su condición sexual? Recientemente el presidente Raúl Castro reconoció como un error el trato dado por el gobierno revolucionario a los homosexuales en Cuba. El escritor peruano reconoce que a lo largo del tiempo sus opiniones literarias y sus juicios políticos han cambiado muchas veces de blanco y de contenido. ¿Puede alguien asegurarnos que sus posiciones políticas actuales, no hablo de sus principios filosóficos, son definitivos?
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