La
respuesta a esta pregunta es la clave para comprender las causas de
la desigualdad de los pueblos ¿Por qué unos países viven en la
abundancia, mientras otros padecen pobreza e incluso hambre? Los
notables economistas Daron Acemoglu, profesor de economía del
instituto de Massachusetts y James A. Robinson, politólogo y
economista de la Universidad de Harvard y coautores del libro Los
Orígenes de las dictaduras y las democracias, galardonado
con premios internacionales, se enfrentan a esclarecer este problema
decisivo del cual dependen la prosperidad y la pobreza del mundo.
Desde luego que las soluciones propuestas son diversas y discutibles,
principalmente la más importante mencionada por estos autores que
Francis Fukuyama sintetiza así: “la política se convierte en las
instituciones que nacen de ella” en instrumento creador, el motor y
la fuerza que conforma el pasado y el porvenir de las culturas y las
civilizaciones, lo que no deja de sorprender por la sencillez y
claridad de la respuesta. Este es un estudio elaborado con un
profundo conocimiento de la economía y la historia política. En mi
opinión su mérito no es tanto por la trascendencia de la respuesta
como por la enorme cantidad de los datos y conocimientos aportados a
este debate fascinante.
No
es “La lucha de clases” como diría Carlos Marx si no el Poder,
el hacedor de la historia humana inspirada en la idea de la “Voluntad
de poder” de Federico Nietzsche, tesis que se extenderá a todo lo
largo de los siglos XIX y XX.
Según
los autores mencionados la causa del atraso de los países se debe a
que el poder político se ha concentrado en pocas manos y estas
mismas han utilizado ese poder para enriquecerse. Un ejemplo que
resaltan los autores es que países como Corea del Norte, Sierra
Leona o Zimbahue son pobres por esta razón a diferencia de países
como Gran Bretaña y Estados Unidos que lograron derrotar a esas
elites y que aprovecharon las oportunidades económicas. En una
palabra, los países prósperos lograron transformar la política y
desde luego le economía del país, esos pueblos alcanzaron más
derechos políticos que otros, lo que los condujo a una revolución
industrial, con la ayuda de la tecnología.
Se
requiere la existencia de un régimen democrático a través de la
participación del pueblo en los gobiernos y por consiguiente de la
libertad y la competencia que abrieron el camino del desarrollo
económico y político. Cuando concurren las condiciones democráticas
se convierten los nuevos países en economías pujantes, caso
contrario al de América Latina quien en dicha búsqueda lo que ha
conseguido es transformarse en uno de los continentes más desiguales
del mundo, impidiendo de paso su avance económico, cultural y
político. Según lo expuesto sobre la prosperidad de los países fue
la libre iniciativa y la propiedad privada los que impulsaron la
transformación revolucionaria de los mismos y de sus estructuras
sociales, públicas y privadas.
En
síntesis podemos afirmar que las instituciones políticas deciden en
gran medida quienes tienen el poder en la sociedad y que hacen con
ese poder. El desarrollo es producto del pluralismo político y de la
variedad de sectores sociales que influyen en este.
Pareciera que "las instituciones políticas" tal como se entienden aca, son ahora "el nuevo demiurgo", o el "nuevo becerro de oro" que determinara el todo social, donde las personas o el individuo los viven también como "la fatalidad de la vida moderna"...¿Se trata acaso de nuevo de "la historia sin sujeto"?
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