viernes, 18 de diciembre de 2009

Plotino, filósofo de Alejandría (XI)

Por: José Arizala

No solo existe la poesía de las palabras, sino, también, la del pensamiento. Plotino es un claro ejemplo de ello. Su talento alcanza las mayores alturas, acercándose al lugar misterioso donde residen las almas puras que no han descendido a la Tierra. Ignoran el Cielo y el Infierno, el premio y el castigo. Lo que indica que el topos uranos platónico sería anterior al cosmos, al tiempo y al espacio, anterior al Anterior más lejano.


Hegel ha escrito una página sugerente y bella sobre Plotino, filósofo nacido en Licópolis, Egipto (204 – 270), perteneciente a la Escuela Alejandrina. Expondremos aquí brevemente los rasgos de su rostro y de su pensamiento. Comenzaremos diciendo que el núcleo de su visión del mundo y del universo, es griego, heredero de Platón, Aristóteles, Pitágoras. Pero el puerto de Alejandría es una escala en el mar, donde confluían las ideas más serias de su tiempo y las fantasías de Oriente, los cultos egipcios y el soplo de la magia. Extraña mezcla de razón y mística, de reflexión y de sueños.

Plotino es uno de los filósofos más sutiles y profundos. Su idea de lo Uno lo acerca al Ser único, inmutable y eterno de Parménides de Elea; su adhesión a lo Absoluto lo hermana a Platón; a Pitágoras con su concepción del Número, las cosas que existen como números en el logos; la centralidad de lo Uno y de lo Bueno lo hace discípulo de Sócrates. En el Dios de Plotino se encuentra lo Uno, el nous y el alma. Con ello inicia una tarea que ocupará a la filosofía y a la teología durante siglos: la comprensión racional de Dios, el desvelamiento de la divinidad. ¿ Quién es Dios? Es la unidad suprema, la sustancia absoluta que ilumina, que crea las cosas, los contenidos del universo. Plotino ha visto la “esencia” de Dios. La concibe como una fuente creadora y única que se manifiesta en la emanación de la luz, que al cobrar su forma determinada constituye la sustancia de la cosas. Hoy diríamos que es la luz del Génesis que da vida a lo increado y, por ello, permanecerá. Es lo más real de la luz o como dice bellamente Hegel, “la luz de la luz”.

En aquel entonces la sabiduría ( Hegel no la llama filosofía) india y brahamánica estaba en gran predicamento e influyó en Plotino. Este se trasladó a Roma donde logró éxito como maestro público entre todas las clases sociales, incluso con el emperador Galiano y la emperatriz, que estaban dispuestos a entregarle una ciudad de la Campania para que instaurase en ella la república platónica, lo que fue impedido por la “sensatez” de sus ministros. Plotino vivía en una forma singular: no comía carne , ayunaba frecuentemente y vestía el traje de los pitagóricos antiguos. Fascinado por la mística, siempre en busca de lo insondable e indeterminado de la sustancia divina única y todopoderosa, origen de sí misma y de todas las cosas, pero que se manifiesta en la naturaleza. Por ello algunos filósofos ven en su pensamiento semejanzas con el panteísmo.

Comenzó comentando a los filósofos antiguos. Reunió sus obras bajo el título de las Enéadas. Seis en total y cada una de nueve cuadernos. Sin embargo, no constituyen una obra coherente, sino que tratan diversos temas, según los problemas planteados por sus alumnos. Tienen un carácter metafísico. “El espíritu de Plotino flota de un modo vago sobre cada materia y trata ésta de un modo razonador y dialéctico, pero reduciéndolas todas a una solo idea (…) Lo fundamental, lo característico de Plotino es el elevado y puro entusiasmo por la exaltación del espíritu al plano de lo bueno y lo verdadero, a lo que es en sí y para sí”. ( Hegel. Lecciones de historia de la filosofía T. III p.34. FCE. 1955 ). Plotino se coloca, pues, en la pura intuición, en el pensamiento puro. Provoca dentro de sí un estado de “arrobamiento”, de éxtasis, sin dejar de cifrar la verdad única y exclusivamente en la razón y en la comprensión. Por esto último Hegel no lo considera un místico a la usanza de los monjes orientales, sin dejar de reconocer en la Escuela Alejandrina algunos rasgos de magia y de milagrería, lo que era común a paganos y cristianos en esa etapa del mundo que referimos.


Se acostumbra al iniciarse un nuevo año hacer votos por un mejor futuro. Lo primero es desear la paz para los colombianos y venezolanos. ¿ Por qué estamos solos? Ha llegado la hora de que los colombianos nos reconciliemos. Se requiere el intercambio humanitario, de secuestrados y prisioneros. Que todos ellos logren la libertad . El abandono de métodos crueles y degradantes La iniciación, otra vez, de conversaciones de paz entre el gobierno y la insurgencia. En lo internacional, una reunión de Colombia, Ecuador, Venezuela y E.E.U.U. con observadores amigos de Brasil y la Unión Europea, entre otros. Si resolvemos el conflicto interno de una manera civilizada recuperaremos el respeto de los demás países de América y el mundo y dejaremos atrás los años de soledad. Debemos tomar en cuenta que, además, Colombia es uno de los países más desiguales del mundo.

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