Fue uno de los acontecimientos más
notables de la literatura del siglo XIX. Su autor, Thomas Mann, todavía vive
recordándonos todos los días su permanencia, su valor. Nació en el seno de una
familia acomodada y culta. Admirador de Platón, de Schopenhauer, de Nietzsche y
desde luego de Goethe, padre de la cultura alemana moderna, a la que unió en
solo dos palabras: Poesía y verdad.
Tuve el privilegio de leer algunas
de sus mejores obras y visitar por algún tiempo la ciudad que inspirara al
autor de esa novela inmortal. Paradójicamente esas letras llevan el nombre de
la muerte, de lo trágico, al lado de lo bello. Es una ciudad de lagos, de
avenidas acuáticas al lado de palacios con figuras del pasado, de leones
gigantes, adornada de góndolas y de naves de una civilización marinera y
deslumbrante.
Thomas Mann (Paulo Thomas Mann
Bruhs Marty Da Silva) nació en la ciudad libre de Lübeck, Alemania, el seis de
junio de 1875; descendiente de comerciantes de la Edad Media; situada a orillas
del Mar Báltico y Mar del Norte que luego serían ocupadas por nuevos edificios
construidos en la modernidad de las industrias y de las máquinas.
Mann considera a La muerte en Venecia como una novela
corta sin muchas pretensiones, aunque llegó a tener un enorme éxito por la
belleza de su forma y la profundidad de su contenido filosófico.
Esta novela surge de un viaje de
descanso realizado por Thomas y Katia, su esposa, por el sur de Italia, por
Brioni y por el Lido de Venecia, por el conocimiento del amor, y en una palabra, de la estética, “en búsqueda
de cosas y emociones nuevas”, sobre todo en el aristocrático hotel de Broin, transcritas
de sus propios diálogos, es decir profundamente autobiográficas.
El sentimiento esencial que destaca
Mann es el del amor, el amor platónico, hermoso y puro aunque se refiere al
amor homosexual encarnado en la figura del joven Tadzio que Mann descubrió a las orillas del mar.
La Escuela de Filosofía y
Humanidades de la Universidad Sergio Arboleda (Bogotá) ha publicado: Tadzio o del Esteticismo (fragmentos) del
profesor Andrés Martínez Pardo (Reflexiones
ligeras sobre Tadzio como origen y núcleo de una experiencia estética que se
yergue como reminiscencia filosófica (de Nietzsche y Schopenhauer)).
Antes de sus grandes obras Mann
escribe algunas novelas cortas como: El
país de las pirámides, una historia sobre Egipto, varios diarios íntimos y
cuadernos de notas que inspiraran sus obras mayores como El relato de Tonio Kroger y El
relato de mi vida, pero sobre todo
el recuerdo de su primer amor por un chico en La muerte en Venecia, que ya hemos mencionado. Aunque se trata de
un tema netamente homosexual que se repetirá a lo largo de su obra. Incluso ya
casado y como padre con hijos adultos quienes no desconocen esta tendencia, aunque
se hicieran los de la vista gorda como lo indica la vieja tradición familiar.
Mann le declara su amor al condiscípulo
Armin Martens, también hijo de una familia de ricos comerciantes, cuando ambos
contaban con catorce años. Thomas advierte que “ese amor no osa decir su
nombre”, sentimientos que expresará en su literatura. Luego vendrán sus obras
más reconocidas como: Los Buddenbrook
(1901), La montaña mágica (1924), Doctor Faustus (1947) y José y sus hermanos (1933 – 1943).